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Masacres, caravanas, ungidos… (II)
El sol jurado nunca lastima a los ciegos. Es imposible sacarlos de esas tinieblas perpetuas donde no hay luminosidad, aunque el sol caiga directo sobre las nubes de sus ojos. La luz blanca, para nosotros, a los ciegos nunca les lastima. Eso a los ciegos de nacimiento.
Hay otro tipo de humanos que aun teniendo ojos no ven (lo dijo el evangelista Marcos 8:18 en una reprimenda que les enderezó en su momento el maestro Jesucristo, el de Nazaret). No es que no vean, no quieren ver. Hay otros miles (los jóvenes) que “miran” el mundo a través de la pantalla plana de su celular o tablet y –como forma de “movilidad y comunicación”– platican mediante “emoticones” con sus amigos, parejas y maestros en “tiempo real.”
“Activistas de sofá” les ha enderezado el filósofo Zygmunt Bauman. Estos jóvenes (no le voy a poner aquí el llamado dato duro que no sirve para nada, es decir, bombardearlo a usted con cifras, datos, porcentajes, etcétera que al final de cuentas son letra muerta) que son legión en México prefieren estar afuera de los acontecimientos: son espectadores, no protagonistas. Por esto nada cambia en México, nada. ¿Soy un aguafiestas y resentido? Sin duda, pero lo tengo muy claro. Los jóvenes y otros estratos bien definidos de la sociedad (las mujeres, las cuales antes luchaban por una revolución femenina y ahora exigen equidad de género, o lo que eso signifique) no han perdido la brújula, no, no pueden perder lo que nunca han tenido. Como no tienen asideros navegan con vidrios empañados. De este tamaño es su ignorancia y condena. Por eso son ciegos (jóvenes y mujeres) como los personajes de las historias bíblicas: teniendo ojos no ven. Ahora por apatía; luego por ignorancia o de plano conveniencia política, empresarial, sindical. En fin.
Gracias por leerme. El pasado texto del jueves uno de febrero fue bien leído y replicado. Ese fin de semana inmediato (26, 27 y 28 de enero) fue uno de los más sangrientos de los que se tenga memoria (corta) en México. 29 muertos se registraron en estados como Nuevo León, Guerrero, Quintana Roo, Veracruz, Tamaulipas, Oaxaca, Puebla y Edomex. Los vecinos de Monterrey viven en un literal polvorín. Así los dejó su gobernador “independiente” (lo que eso signifique), Jaime Rodríguez. En 2015 fueron cometidos 415 homicidios; en 2016 fueron 644 asesinatos y el año pasado 656. ¿Y el gobernador? En campaña. ¿Por qué no procedió legalmente contra el exgobernador Rodrigo Medina y su padre –Humberto Medina– si presumía de tener los archivos de los desvíos? Valor. No tuvo huevos. Cosa que sí está haciendo Javier Corral, de Chihuahua, quien trae en jaque a la clase priista.
ESQUINA-BAJAN
Los índices de violencia en México no bajan. Y sí lo contrario: han aumentado. México cerró el 2017 con más de 25 mil asesinatos; el año más violento desde que se llevan este tipo de registros y desde que Felipe Calderón inició “la guerra” contra los narcotraficantes. Avanzamos: todo mundo habla de ecología y de salvar al planeta, nadie duda de estas buenas intenciones… y el planeta está a punto de colapsarse por la atroz contaminación. Le explicamos a los niños (usted, a sus hijos) que nunca hay que dirimir nuestras diferencias a golpes ni insultos, que todo se puede lograr mediante el diálogo y la palabra… pero políticos en campaña como Guillermo Anaya, del PAN, o Andrés Manuel López Obrador, de Morena, alimentan sus discursos con el odio hacia sus enemigos: “señoritingo”, le dice AMLO a José Antonio Meade del PRI. Guillermo Anaya, de plano, dijo que a las lideresas y simpatizantes del PRI –si ganaba la gubernatura– les iba a dar “puro chile”.
La verdad prefiero ser como soy, sin mentir ni quedar bien con nadie. Por lo general y modestia aparte, gano siempre la tirada de naipes. No creo en ese “futuro” llamado jóvenes. Hay ínsulas, claro. Pocos. Nada más. ¿Por qué si todo mundo sabe que la violencia a nada lleva, las agresiones deben de erradicarse y se imparten cientos, miles de cursos de superación personal, liderazgo, autoestima y un largo rosario de estas hierbas, por qué México es uno de los países más violentos del mundo para vivir? Por esto no creo en los magos y hechiceras (doctores, se dicen ellos) de la comunicación asertiva, del coaching (lo que eso signifique), del know how o de la superación personal con énfasis en valores. Basura.
Le hago el resumen de un texto que en su momento se vendía para jóvenes (yo lo leí de chavo, a recomendación de mi maestro de secundaria): hay un príncipe de Borneo al cual destronan los soldados del expansionismo inglés. Este huye y se refugia en una isla desde la cual resurge de sus cenizas y se reinventa como un feroz pirata: el tigre de Mompracem. Los ingleses le mataron a su madre, a sus hermanos, a sus hermanas, destruyeron su descendencia; lo destronaron porque se estaba haciendo muy “poderoso”. Reza su discurso: “La raza blanca no tenía quejas de mí, y sin embargo quiso aplastarme. Ahora yo los odio, sean españoles, holandeses, ingleses o portugueses, los maldigo y me vengaré de ellos sin piedad alguna…”.
LETRAS MINÚSCULAS
Sí, es Sandokán, el héroe de Emilio Salgari. En esto, señor lector, sí creo. Creo en el carácter y empujar hacia adelante.