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Me aviento al río en nombre de Dios: Edwin
PIEDRAS NEGRAS, COAH.- Edwin Padilla, hondureño de 34 años, espera afuera del albergue Frontera Digna, en Piedras Negras, a unos metros del río Bravo, que separa a México de Estados Unidos. Edwin lo dice seguro: “Voy a intentar cruzar en la mañana o en la noche”.
“Me aviento con el nombre de Dios”, añade el migrante que lleva dos meses desde que salió de su país. “Voy a ingeniármelas, [a ver] cómo [cruzo]”, dice. Para Edwin, enjuto y sonriente, la esperanza es lo último que se pierde.
Ha escuchado que el gobierno estadounidense hará redadas para deportar migrantes, la construcción del muro y lo difícil que es burlar a la Patrulla Fronteriza, pero aun así, Edwin asegura que llegar a Estados Unidos es una decisión que se toma desde que uno sale de su nación.
Está consciente de que arriesga la vida, lo ha visto en otros migrantes sin piernas, sin brazos o con las manos cortadas a causa del paso del tren o por algún accidente.