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‘Me dan nervios dar clase’
ESTIMADA ANA:
Tengo 23 años y soy profesora en un grupo de secundaria. Comencé a trabajar recién me gradué y a mí, como a muchos más que he leído que le escriben, tampoco me fue muy bien a la hora de encontrar un buen trabajo.
Y no es que der clases sea algo malo, sino que uno siempre sueña con salir y trabajar en una empresa y ganar mucho dinero. El problema que tengo es que no puedo evitar sentirme nerviosa al llegar al salón de clases. Trabajo en un colegio particular y los muchachos de ahora son distintos en su comportamiento que cuando era estudiante.
Ahora no se miden a la hora de hacer comentarios y critican muy fácilmente a sus profesores, llegando incluso a faltarles al respeto. En mi caso, al entrar al salón escucho frases como “pobrecita” o risas “discretas” a la hora de explicar mi clase.
Yo no pretendo que sientan pena por mi, por ser “inexperta”, al contrario, me gustaría ganarme a pulso el respeto de cada uno de ellos. Trato de ser muy amable y hasta cariñosa y afectiva, pero me doy cuenta que ellos rápidamente se confunden, pues me tratan con lástima, se burlan y no me gusta. Cada vez que salgo de clase y me doy cuenta que no me tomaron en serio, salgo triste y deprimida, me siento derrumbada y con muchas ganas de llorar. Trato de tomar las cosas como son, de entender que son adolescentes que apenas están en su etapa de crecimiento y madurez, pero no puedo evitar decepcionarme.
Por el momento es mi única opción laboral, he dejado solicitudes y currículos en algunas empresas y no ha surgido la oportunidad, es por eso que, a pesar de que mi situación actual es complicada, no me queda más que “aguantar” todo ese tipo de detalles por parte de mis alumnos.
En verdad me da tristeza al verlos actuar de esa manera. Cuando fui estudiante jamás se me ocurrió dejar hablando sola a la maestra, contestarle mal a un profesor, reírme de la directora o insultar a la coordinadora; al contrario, todos ellos siempre representaron para mi una figura importante para mi formación no solo académica sino personal, pues con algunos de ellos había una comunicación más estrecha.
Yo no sé si los papás de estos jovencitos estén realmente enterados de cómo se comportan sus hijos en clases, pero si alguien está leyendo mi carta, le recomiendo que se acerque más a ellos, que platiquen y toquen este tipo de temas, no es posible que exista tanta falta de respeto de los alumnos hacia los maestros.
Inculcar los valores como el respeto es básico y definitivamente comienza desde casa. Si los papás no ponen un alto ahora, después será imposible, luego se andan asustando o quejando de los casos de bullying o acoso escolar. Opino que está en los papás la tarea de entablar una comunicación más estrecha con los muchachos para descubrir todos estas malas actitudes, poner un alto y corregirlos. Y no es que me quiera hacer la víctima, pero no se me hace justo que se comporten así de mal con las personas.
NELLY
ESTIMADA NELLY:
Te entiendo, no es la primera maestra a quien escucho tocar el mismo tema: enfrentarse a jovencitos irrespetuosos y groseros, que no les importa que alguien esté frente al salón dando su clase, que no tienen la menor idea de lo que significa educación y respeto.
Es lamentable en verdad que los jóvenes de hoy no valoren lo que tienen, esa gran oportunidad de estudiar, de acudir a una escuela a prepararse para ser personas de bien. Parece que ahora solo les interesa quién trae el mejor celular, quién es novia de quién y cosas por el estilo.
Esperemos que nuestro papel como papás sea firme y que así como desde pequeños les enseñamos a respetar a sus abuelitos, también lo hagamos con sus maestros, que son quienes están una buena parte del día con ellos. Mientras encuentras una mejor oportunidad laboral, sé fuerte y firme frente al grupo, verás que pronto te verán segura y las cosas serán diferentes. Ánimo.
ANA