‘Me gusta, le gusto… ¿y ahora?’

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‘Me gusta, le gusto… ¿y ahora?’

ESTIMADA ANA:
Le cuento que finalmente comencé a trabajar. En verdad que le agradezco a la vida la oportunidad porque mis papás ya me traían de “bajadita” como decimos. No había día en que no tocaran el tema del trabajo y que si el hijo de tal o cual comadre ya trabaja y así, indirectas por el estilo.

Pues por fin se les hizo que su niña sea una adulta responsable y veme aquí, trabajando. El asunto radica en que, ¿qué cree? Me gusta un compañerito de la oficina. Desde mi primer día aquí, usted sabe, eso se nota. Sí, me gusta y por lo que veo, le gusto (¡qué nervios!)

Claro que ambos debemos de “comportarnos” pues apenas tengo unos cuantos días trabajando y no podemos ser así muy lanzados que digamos, solo nos echamos las miradas de esas peligrosas, ¿me explico?

Pero como siempre he sido demasiado introvertida, una noche al salir, así de plano me le lancé, lo alcancé en el estacionamiento y le dije, sin más ni más, que me gustaba, que me sentía súper atraída porque es demasiado guapo.

Resultó que él me confesó que tenía novia y que justo una semana antes había terminado con ella y que sí, efectivamente no andaba yo muy errada: le gusto. No, bueno, quería ponerme a brincar de la felicidad en ese momento en el estacionamiento, pero usted sabe, la niñas no podemos aparentar de más, no vaya a ser que el hombre en cuestión salga corriendo del lugar.

Desde ese día, pues las cosas cambiaron un poco en la oficina, yo lo veo con más confianza se podría decir y él… él no. En verdad no entiendo qué le pasa, si desde aquel día que ambos confesamos que nos gustamos no hemos dejado de mandarnos mensajes, llamarnos y hasta salir algunas veces, en la oficina de plano, ¡no me mira!

De repente pienso que los hombres son más bipolares que nosotras las mujeres, que le “sacan” al compromiso y que se hacen los tímidos para su amigos no se rían de ellos. No sé que está sucediendo pero así como lo lee, es como si yo no estuviera en la oficina.

Ya no sé ni qué pensar, si hacer como que no me doy cuenta y seguirle el cuento o de plano encararlo y preguntarle que demonios pasa, si le gusto o no, si le seguimos con esto o lo dejamos por la paz. ¿Tendrá miedo? Si es eso, ¿tengo que ser yo la que me lance más para que él sea más extrovertido? 

TANIA

 
ESTIMADA TANIA:
Primero, te felicito por tu nuevo trabajo, hay muchos jóvenes que ni siquiera tienen la oportunidad de terminar una carrera profesional, así es que valora lo que tienes y si tus papás insistían tanto en el tema, es precisamente porque piensan en tu futuro, tu desarrollo y crecimiento.

En cuanto a ese joven del que hablas, yo te diría que te cerciores cuáles son sus verdaderas intenciones, pues no tiene caso que pierdas el tiempo de esa manera y menos en la oficina donde es demasiado incómodo mantener una relación de pareja, según me han contado.

Considera también que tus jefes o supervisores muchas veces no están de acuerdo en que se mezcle la vida privada con la laboral y eso puede provocar que te quedes sin tu nuevo trabajo, no lo arriesgues por algo de lo que ni siquiera estás segura.

ANA