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In memoriam

Muchas oraciones fúnebres he oído a lo largo de mi vida. Pocas tan elocuentes, tan bellas y profundas como la que pronunció el magistrado Óscar Nájera Davis en el homenaje póstumo que la Facultad de Derecho rindió a Onésimo Flores Rodríguez, maestro y exdirector de la prestigiada institución, fallecido recientemente. Las palabras del licenciado Nájera, llenas de sincero afecto por el homenajeado, hicieron justicia a la vida y la obra de Onésimo y emocionaron hondamente lo mismo a sus familiares que a todos los presentes en ese luctuoso acto, que al final de la intervención del orador no pudimos contener un largo aplauso de reconocimiento.

Quiero recoger aquí algunos párrafos de ese discurso, pues creo que son particularmente relevantes:

“…Fue en aquel tiempo, finales de los años noventas, cuando Onésimo se convirtió en Director de la Facultad. Esa venturosa época quedó marcada por muchas acciones positivas para nuestra institución. Por primera vez se rindió homenaje de una manera incluyente no sólo a los maestros fundadores de la Escuela de Leyes, sino también a esa generación que forjó el prestigio de la Facultad de Jurisprudencia allende las fronteras coahuilenses, y que formó parte del cuerpo académico de la década de los setentas a la década de los noventas.

“Sin embargo, y no obstante las muchas cosas buenas que dejaron los seis años de su gestión como Director de la Facultad, Onésimo nos legó una obra que lleva el signo distintivo de su personalidad. Y es que en ella nos trasmite su amor por el arte, su pasión por la historia y una manera memorable de reconocer a las instituciones. Me refiero al mural que engalana la entrada al Auditorio ‘Antonio Guerra y Castellanos’. Ese mural tiene la grandeza de mostrarnos el rostro de todos aquellos personajes que dieron cuerpo y alma a esta benemérita institución. Debo destacar que también tiene la sencillez de no incluir a quien ideó, gestionó y materializó tan bello legado: Onésimo Flores Rodríguez. Aguardo la esperanza de que las actuales generaciones darán el lugar que Onésimo merece en ese mural que se suma al orgullo que Jurisprudencia nos da. Nobleza obliga”.

Estas palabras del magistrado Nájera Davis son un llamado a la justicia. Me uno a ellas. Sin merecerlo figuro como uno de los personajes a quienes la excelente pintora Mercedes Murguía retrató en ese mural. Fui miembro de aquella generación de profesores a que se refirió el licenciado Nájera Davis en su conceptuoso discurso, pues serví como maestro de la Facultad en la época que él llamo “venturosa” y que ciertamente lo fue para quienes la vivimos. Hasta el fin de mi vida le agradeceré a Onésimo el honor que me hizo al ponerme junto a los grandes maestros de la preclara institución.

Tuvo él un generoso rasgo de humildad que mucho lo honró. Siendo el artífice intelectual de ese mural no permitió que la pintora lo incluyera en él. Onésimo Flores Rodríguez debe figurar en ese bello mural. Me permito hacer yo también una respetuosa solicitud al licenciado Francisco Luis Yáñez Armijo, actual director de la Facultad, a fin de que tal omisión sea remediada. Lo que la modestia no quiso permitir debe hacerlo la justicia. Por fortuna está entre nosotros Nea Murguía, la extraordinaria artista que tan bellamente decoró ese muro. Que ella misma ponga en su obra el retrato de Onésimo. Sin él, como dijo el magistrado Nájera, no estará completo ese mural.