Usted está aquí
Mensuales
“Sexo, sexo, sexo –dijo con gran disgusto Castalino, joven virtuoso y de ejemplar conducta–. Por todas partes sexo: en las películas, en las series, en los anuncios de la calle, en los comerciales de la televisión… Estoy harto de tanto sexo”. Le aconsejó su papá: “Si quieres evitar el sexo te recomiendo que te cases”… El comandante de la fuerza aérea marciana le informó a su líder: “Se estrelló uno de nuestros platos voladores”. “Qué lástima –se lamentó el alienígena–. Ya se nos descompletó la vajilla”… El gerente de la empresa no sólo era joven, simpático y muy guapo: además vestía a la última moda europea. Una de las chicas de la oficina se admiró: “¡Qué bien se viste!”. “Sí –confirmó otra–. Me gustaría ver cómo se desviste”... Uglicio, hombre feísimo, le declaró con vehemencia a Susiflor: “¡Quiero vivir a tu lado!”. Contestó la linda chica: “Ya te avisaré cuando se desocupe el departamento vecino”… Avaricio Cenaoscuras le dijo a su esposa: “Vi con cuánta ilusión mirabas en el catálogo de la tienda los collares de perlas, y te compré uno”. “¿Un collar de perlas?” –prorrumpió la señora, extasiada–. “No –precisó el cutre–. Un catálogo”… El cirujano salió del quirófano y le comunicó a la esposa del paciente: “Perdimos a su marido”. “¡Dios mío!” –se desplomó la señora en el sillón. “Sí –confirmó el facultativo–. Ya lo teníamos en la mesa de operaciones, pero se levantó, salió corriendo y no lo hemos encontrado”… Jactancio Elátez era un tipo narcisista, vanidoso, pagado de sí mismo y con una autoestima tamaño limusina. Al terminar el trance erótico le preguntó a su pareja: “Sé que esto fue maravilloso para ti, linda, pero dime: ¿también lo fue para mí?”… El doctor Ken Hosanna le indicó a Empédocles Etílez después de examinarlo concienzudamente: “No tiene usted nada, amigo. Lo que pasa es que está crudo”. “¡Alabado sea el Señor! –clamó el temulento–. ¡Pensé que tenía embolia cerebral, infarto al miocardio, polio, difteria, peste bubónica, malaria, meningitis, viruela negra, paludismo, fiebre aftosa y coronavirus!”… Pirulina le comentó a una amiga: “No sé por qué todos los hombres que tienen departamento de soltero son casados”… El airado cliente le reclamó al dueño de la agencia de automóviles: “Su anuncio dice: ‘Vienen más grandes que nunca y duran toda la vida’. Pensé que se refería a los coches, pero ahora sé que habla de los pagos mensuales”… La adivinadora miró su bola de cristal y luego le dijo con sombrío acento a la mujer que la consultaba: “Veo aquí que su esposo morirá pronto y en forma violenta”. Replicó sin turbarse la señora: “Eso ya lo sé. Lo que quiero que me diga es si la Policía sospechará de mí”… Una voz de hombre pidió en el teléfono del manicomio: “Comuníqueme por favor con el ocupante del cuarto 323”. Después de un momento le informó la operadora: “No hay nadie en esa habitación”. “¡Magnífico! –se alegró el que llamaba–. ¡Eso significa que realmente me escapé!”… Don Chinguetas le contó a su esposa doña Macalota: “Cuando llegué a la adolescencia mi padre me advirtió que si fumaba no me crecería la ésta”. Replicó doña Macalota: “Y no le hiciste caso ¿verdad?”… El cangrejo llegó a su domicilio en altas horas de la noche y caminando hacia adelante. Lo recibió hecha una furia la cangreja: “¡Otra vez vienes borracho!”… Dulcibella le dijo a su novio, exasperada: “Me molesta que no quitas la vista de mis bubis. Es lo único que ves en mí, lo único en que piensas”. “No es cierto” –negó el muchacho–. “Sí es cierto” –mantuvo Dulcibella–. Y cubriéndose el rostro le preguntó: “A ver: ¿de qué color tengo los ojos?”. Arriesgó el galán: “¿36B?”…FIN.