Mirador 01/10/16

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Mirador 01/10/16

El pan de cada día es un milagro.

No lo sabemos porque no nos falta.

El día que carezcamos de un mendrugo para llevarnos a la boca conoceremos el prodigio que es tener el sustento cotidiano.

Nos falta fe porque nos falta hambre. Deberíamos pedir el hambre nuestra de cada día para poder creer.

Hoy arderá en mi casa una pequeña vela. Con ella doy las gracias a la oculta providencia que pone el pan en mi mesa sin merecerlo yo. Tantos dones hay en mi vida, inmerecidos. Están el don de vivir y el don de amar; los dones de los sentidos y de los sentimientos…

Espero recibir algún día el don de la humildad. Cuando lo tenga sabré ver el milagro que hay en cada uno de esos prodigios.

Entonces quizá mereceré este pan.

Entonces quizá mereceré esta vida.

¡Hasta mañana!...