Mirador 02/06/16

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Mirador 02/06/16

Me entristeció profundamente el súbito fallecimiento de Ramón Durón.

La muerte que se espera duele; la inesperada duele más.

Durante 30 años gocé de su amistad. Era hombre bueno, amable. Su trato era gentil, y vasta su cultura. Amenísimo conversador, en él volvió a vivir el espíritu travieso y decidor del Filósofo de Güémez.

Amó como pocos a su solar nativo, Tamaulipas, y recogió con amoroso afán los hechos y los dichos de su gente. Puso su talento político y su sabiduría jurídica al servicio de su estado, y de otros del país. Fue gran conferencista, galano escritor y maestro de mérito. Sus libros son el testimonio de una vida dedicada a hacer el bien.

Envío por este medio un afectuoso abrazo a su esposa y sus hijos, a su familia toda. Descanse en paz Ramón. Nos quedan de él su ejemplo y su memoria. Seguirá con nosotros, pues nos dejó el regalo de la sonrisa que vence a la tristeza y del amor que triunfa sobre la muerte.

¡Hasta mañana!...