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Mirador 02/12/16
Voy caminando por el huerto entre los árboles.
Ellos me ven, adormilados. Sus párpados se cierran, pesados por el sueño del invierno que llega. Se desvisten de follaje para reposar del trabajo bien cumplido.
Míralos. Acá el nogal grande que ha visto pasar bajo su fronda a 10 generaciones. Allá el peral de peras que a quien las come le parecen mantequilla y cuyas ramas y hojas le dan figura de muchacha despeinada. En un rincón el viejo manzano de humildes manzanitas sanjuaneras. Luego el ciruelo que da ciruelas con nombre y rubor de santa: Santa Rosa. Y la bíblica higuera y el chabacano que no sabe que se llama albaricoquero y la parra de tronco sarmentoso que se despide de sus hojas igual que un viejo rey del Viejo Testamento dice adiós a las mujeres que ayer, jóvenes, le regalaron su belleza.
Se va la vida, me dicen las desnudas ramazones. Pero también me dicen que la vida vuelve. Pasará diciembre; vendrá enero; febrero volverá… En marzo caminaré otra vez entre los verdecidos árboles, y el corazón y el alma verdecerán también con el color verde de la vida.
¡Hasta mañana!...