Mirador 04/11/17

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Mirador 04/11/17

No sabe si vio esa casa en sueños o si la vio en la vida.

Era una antigua casa cerrada al mundo por una alta pared en la que amarilleaba una enredadera funeraria, y por una reja de metal ennoblecida por el óxido.

No supo cómo entró, pero de pronto se vio en el jardín de la casona. Había en ella una fuente que había olvidado ya cómo es el agua, y una estatua de mujer sin rostro.

Todo ahí era silencio y soledad. Un árbol seco tendía su ramazón al cielo como las manos de un muerto suplicante. Desde el alero un cuervo dijo su graznido ronco.

Nada más.
La casa desapareció del sueño de quien la soñó, o de la vida de quien vivió en ella. Ni en la vida ni en el sueño están ya la fuente y la estatua, el árbol esquelético, el cuervo y su graznido.

Sólo quedan el silencio y la soledad. En ellos vive el que soñó. En ellos sueña el que vivió.

Hasta mañana!...