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Mirador 08/11/17
Llegó a mi oficina el color rojo y declaró sin más:
—Soy el mejor de todos los colores.
Quise saber:
—¿Por qué lo dice?
Respondió:
—Si usted les pregunta a diez personas cuál es su color favorito por lo menos ocho responderán: “El rojo”.
Me atreví a decirle:
—Eso no significa que sea usted el mejor color.
Se puso colorado por el enojo, y preguntó a su vez:
—¿Por qué lo dice?
—Porque ningún color es mejor que otro. Todos son diferentes, y todos son necesarios. Eso hace que todos sean iguales.
El rojo enrojeció y se fue mascullando no sé qué. Pienso que hice bien al decirle lo que le dije: más vale una colorada y no cien descoloridas.
¡Hasta mañana!...