Mirador 10/08/16

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Mirador 10/08/16

No conozco hombre más socarrón que don Abundio, el del Potrero de Ábrego.

Cuando le digo eso me responde:

–¿Y usted cómo ha estado?

Su mujer, doña Rosa, declara que las vergüenzas que su marido la hace pasar son incontables. Yo, por el contrario, pienso que son para contarse.

La semana pasada un forastero llamó a la puerta de su casa, que está a la orilla del camino, y sin saludo previo le preguntó en tono imperativo:

–¿Cuál es el modo más rápido para llegar a Monterrey?

Don Abundio, calmoso, le preguntó a su vez:

–¿Viene usted a pie?

–No –contestó el individuo–. Vengo en coche.

Dijo entonces el viejo:

–Ése es el modo más rápido.

Y así diciendo le dio con la puerta en las narices.

Lo dicho: las incontables socarronerías de don Abundio son para contarse.

¡Hasta mañana!...