Mirador 10/10/2017

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Mirador 10/10/2017


El incrédulo le pidió a San Virila que hiciera algún milagro para poder creer.
Preguntó el frailecito:
–¿Qué clase de milagro quieres que haga?
–Cualquiera –respondió el escéptico–. Por ejemplo, podrías hacer que las aguas del río fluyeran hacia arriba.
San Virila hizo un movimiento de su mano, y el hombre quedó cabeza abajo.
–¿Qué has hecho? –se espantó el incrédulo.
Le preguntó el santo a su vez:
–¿Cómo te sientes andando de cabeza?
Gimió el hombre:
–Mal. Muy mal.
Le dijo San Virila:
–Igual se sentiría el río si yo lo hiciera fluir en dirección contraria a la que su naturaleza le fijó. Un milagro que tú puedes hacer es no pedir para otro lo que no quieras para ti.

¡Hasta mañana!...