Mirador 11/03/17

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Mirador 11/03/17

Variación opus 33 sobre el tema de Don Juan.

Una sombra ronda por los aposentos de la casa solariega de Don Juan.

A veces la sombra va a la sala de armas y contempla las espadas que ahí se ven, entre ellas la que usaba el sevillano en sus duelos y pendencias. Luego sube a la torre de homenaje y desde ahí mira el oro del sol reflejado en las aguas del Guadalquivir. Después sale al jardín y ve, triste, los pétalos caídos de las rosas de otoño.

Ahora la sombra pasa por el corredor que da a la sala. Ahí está su hija, hermosa y cándida, sentada en un sofá. De rodillas ante ella un apuesto galán le dice con insinuante voz: “¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor, que en esta apartada orilla más pura la luna brilla y se respira mejor?”.

Un estremecimiento sacude a Don Juan. Su hija será burlada por ese hombre.

Pero el antiguo seductor no puede hacer nada.

Ya está muerto.

¡Hasta mañana!...