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Mirador 11/05/16
John Dee dedicó largos años de su vida a estudiar todas las cartas astronómicas que había en su tiempo.
Quería encontrar el centro del universo.
Estudió los mapas celestes que hizo Tolomeo, los que trazó Copérnico y los que dibujó en pergamino Galileo.
Él mismo diseñó otras cartas con base en nuevas teorías sobre la infinitud del cosmos.
Su afanosa búsqueda no dio resultado. Finalmente hubo de reconocer que había fracasado en su intento de determinar cuál era el centro del universo.
Una mañana John Dee vio venir por el camino de la aldea a una muchacha de cuerpo esbelto y agraciado rostro. Al punto quedó prendado de su hermosura, y más se enamoró de ella cuando conoció la belleza de su alma. Después de un breve cortejo la desposó.
Decía John Dee:
-No sé cuál sea el centro del universo, pero ahora sé cuál es el centro de mi universo.
¡Hasta mañana!....