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Mirador 11/06/16
Cuando me hice cargo del pequeño rancho de nuestra familia le pedí su consejo a don Abundio.
—Lo primero que debe hacer –me dijo- es un pozo para sacar agua. En seguida solicite un crédito bancario. Y por último cómprese un tractor.
La triple sugerencia me desconcertó. Le pregunté:
—¿Por qué esas tres cosas?
Me respondió:
—Por lo que dice el refrán: “Con agua, dinero y tractor, cualquier pendejo es agricultor”.
Y al decirme eso el viejo socarrón puso cara de inocente.
Yo creo que a más de aquello se necesitan dos grandes virtudes para ser agricultor: amar a la tierra y tener paciencia, mucha paciencia. Se ha dicho que la ciencia de la agricultura es muy sencilla. Se aprende en cien lecciones solamente. Lo malo es que se recibe una lección cada año.
No soy agricultor, pero he logrado que nuestro rancho sea productivo. Le pregunta alguien a don Abundio: “¿Qué saca de este rancho el licenciado?”. Responde él: “Columnas”.
¡Hasta mañana!...