Mirador 13/12/17

Usted está aquí

Mirador 13/12/17

“Canta como los propios ángeles”.

Así dice una frase consagrada.        

(O decía, porque las frases consagradas y no se usan).

La expresión se usaba para alabar a quienes cantan bien.

Yo supe, sin embargo, de un ángel que cantaba mal. Desafinaba terriblemente; perdía el compás a cada rato; empezaba a cantar antes que los demás ángeles y terminaba cuando ya todos habían acabado.

El director del coro angélico se desesperaba, pues en las grandes ocasiones –digamos cuando llegaba al Cielo un predicador, cosa que sucedía allá de vez en cuando- los ángeles debían cantar como los propios ángeles, y el ángel desafinado echaba a perder el número.

Fue, pues, el maestro con el Señor y le pidió que le diera al ángel alguna otra comisión que no fuera la de cantar.

—Tráemelo —le contestó el buen Dios-, y lo tendré a mi lado. Los ángeles y los hombres que desafinan en la vida son los que más necesitan de mi amor.

¡Hasta mañana!...