Mirador 14/03/18

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Mirador 14/03/18

Jean Cusset, ateo con excepción de la vez que escuchó a Paul Robeson cantar “Ol’ Man River”, dio un sorbo a su martini –con dos aceitunas, como siempre– y continuó:

 –Los profesionales de la religión se dan a sí mismos el título de ministros del Señor. La palabra “ministro” designa a aquel que representa a otro, o es enviado por él. Nadie debería incurrir en la soberbia de considerar que ostenta la representación de Dios.

–En mi opinión –siguió diciendo Jean Cusset– los verdaderos enviados de Dios son los pobres, para que remediemos su necesidad; los enfermos, para que veamos por ellos; los que están solos, para que les demos nuestra compañía; los que sufren, para que los consolemos… En ellos debemos buscar al Señor. En ellos lo encontraremos.

Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas, como siempre.

         ¡Hasta mañana!...