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Mirador 14/12/16
La puerta de mi casa ve al oriente, y el sol entra por ella como Pedro por su casa.
La luz de la mañana da en el árbol de la Navidad y lo llena de rutilantes esplendores. En el piso y los techos se miran los reflejos de las esferas coloridas, de las antiguas figuras laminadas, de los foquillos que aun apagados parecen encendidos… Los techos y el piso se vuelven arcoíris que con su curva adorna el nacimiento al que no llega todavía el Niño Dios.
Días buenos son éstos que preceden a la Nochebuena. Yo los gozo como cuando era niño. Los años no me han quitado el sueño, y tampoco los sueños me han quitado. Me siento en el sillón a ver este prodigio, el del sol que pone su escenografía en mi sala y la ilumina con los colores de la Navidad. Por ellos se va todo negror y toda grisura se disipa. Si pudieras mirar mi corazón lo mirarías también lleno de luz. En él brilla ese sol que entra en mí como Pedro por su casa y me llena con su resplandor.
¡Hasta mañana!...