Mirador 15/08/16

Usted está aquí

Mirador 15/08/16

¿Recuerdas, Terry, amado perro mío, lo que sucedió unos días después de que te fuiste? Aún llorábamos tu muerte cuando una mañana mi nieto José Pablo, que entonces tenía un año, señaló de pronto hacia el jardín y me dijo con sus medias palabras:

–Mila, tito: Tely.

Sentí entonces tu presencia, y supe que de alguna manera seguías con nosotros, cuidándonos y dándonos tu amor. Si eso sentimos con la madre ausente o con el padre que murió ¿por qué no hemos de sentirlo también con el perro que tanto quisimos y que nos quiso tanto?

Yo te veo en mis sueños, Terry, y estoy seguro de que en tus sueños tú me ves a mí. Seguimos juntos en esa forma de vida que es el sueño, igual que estuvimos juntos en esa forma de sueño que es la vida.
Suéñame, Terry, para poder verte.

Mírame, Terry, para poder soñarte.

¡Hasta mañana!...