Mirador 15/12/16

Usted está aquí

Mirador 15/12/16

A los 50 años de edad John Dee ese prendó de una mozuela de 18.

Dee era el mayor filósofo de su época. Maestro en Bolonia, París y Estrasburgo su fama era comparable solo a la del Aquinatense. Leía en latín, griego, árabe, sánscrito y hebreo. De él se decía que era el único que entendía a cabalidad el Poema de Parménides.

 Y sin embargo aquel hombre tan sabio, espejo de razón, cayó en las manos de aquella muchachilla que hizo de él su juguete. Por ella abandonó su cátedra; por ella hacía el ridículo en las ferias bailando las danzas de los jóvenes; por ella vendió sus libros para satisfacerle sus caprichos.

Bien pronto la coqueta se cansó de él y lo dejó por un gañán sin oficio conocido. John Dee se recluyó en su casa. Lloraba más por vergüenza que por el abandono de la infame. Bebía en soledad hasta embriagarse, y entonces lloraba más.

Pero de pronto le llegaba el recuerdo de la mujer que había amado, y entonces se le iluminaba el rostro. Ni cuando profesaba cátedra ni cuando estudiaba sus infolios sonrió así.

         ¡Hasta mañana!...