Mirador 17/10/16

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Mirador 17/10/16

Se diría que Malbéne, teólogo a quien algunos llaman “luciferino”, gusta de provocar polémica y escándalo. En su último artículo para la revista “Lumen” dice lo siguiente:

 “… A diferencia de otros teólogos yo no puedo penetrar en el pensamiento del Señor. Sospecho, sin embargo, que Dios prefiere un ateo bueno a un creyente malo. Pienso que ser creyente no es requisito para la salvación, del mismo modo que no es necesario creer en Apolo para recibir la luz del Sol. Al hombre no lo salvan los dogmas que profesa, sino las buenas obras que hace. El camino más recto, la verdad más pura, la vida mejor, están en hacer el bien a los demás…”.

Añade el lovaniense:

 “… De nada sirve creer sin amar. Nuestras creencias no nos justifican: nos justifican nuestras obras. Y tales obras no sirven de nada si no son obras de amor…”.

Seguramente esas palabras de Malbéne serán objeto de controversia, pero al viejo teólogo eso no parece preocuparlo. Suele decir: “Es mejor la duda viva que la fe muerta”.

¡Hasta mañana!...