Usted está aquí
Mirador 17/12/16
Las figuras del pesebre navideño están hechas del mismo material que yo: de barro.
No tienen la belleza y elegancia de las que se venden en las grandes tiendas. Éstas las compré en los mercados de las ciudades a donde he ido en mis andanzas de juglar. Las hay de Guanajuato y de Oaxaca; de Querétaro y San Luis Potosí; de Tlaquepaque y Tonalá…
Mira a ese pastor. Entre todos los del nacimiento es el único que tiene nombre. Se llama Bartolo. Está dormido. Mientras todos los seres y las cosas contemplan el milagro él duerme echado sobre el suelo a la bartola. Resuena el canto de los ángeles, y él ronca.
Indiferente ante el prodigio soy como él. Dormido en la inconsciencia no me doy cuenta del milagro que sucede frente a mí. Cierro los ojos a la luz y pongo oídos sordos al mensaje.
Alguna vez quizá despertaré. Sabré entonces que el misterio se ha cumplido, y estarán en mi nacimiento la fe, la esperanza y el amor.
¡Hasta mañana!...