Mirador 19/03/18

Usted está aquí

Mirador 19/03/18

Mi casa del Potrero es muy sencilla, y sin embargo hay en ella más, mucho más de lo que necesito.

En el momento en que esto escribo, por ejemplo, soy perfectamente feliz. La tarde es friecilla y llueve un poco. Miro la lluvia en el huerto y bebo una taza de yerbanís. Ayer fuimos a la ladera del monte y buscamos bajo los pinos esta amable hierba de flores amarillas con la cual se hace un té que sabe y huele a bosque. Bebo a pequeños sorbos la infusión y miro las volutas del humo azul que sale de la taza. Se oye a lo lejos el fragor del trueno. Con perfecto sentido de la escena cae una flor del duraznero y traza en el aire un dibujo japonés. Y se acerca la noche poco a poco... Y me acerco a mí mismo mucho a mucho.

La tarde en lluvia, mi taza de yerbanís, y yo conmigo... Hay quienes se preguntan de qué está hecha la felicidad. Por lo que a mí hace hoy se hizo con esas tres cosas. Más no necesité.

¡Hasta mañana!...