Mirador 19/07/16

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Mirador 19/07/16

La Real Academia Española, dueña y señora de la lengua que hablamos, es pronta en admitir toda suerte de vocablos surgidos en Madrid y sus proximidades, pero se muestra lenta en dar cabida a las voces de uso común en los países de América Latina.
     
    Busco en el diccionario de la docta corporación la palabra “nogalera”, generalmente empleada en México. No aparece registrada. Los términos sancionados son “nogueral”, “noceda” o “nocedal”. Si un agricultor mexicano empleara cualquiera de esos términos para decir que tiene una huerta de nogales, los demás nogaleros (tampoco ese nombre existe para la Academia) lo tildarían de mamón.
      
   No para ahí la cosa. Busco en la edición digital del diccionario la definición de “nogalera”, y me sale este sesudo mensaje: “La palabra ‘nogalera’ no está registrada en el Diccionario. La entrada que se muestra a continuación podría estar relacionada: nopalera”. ¡Cáspita! (Esta usadísima palabra sí viene en el Diccionario). ¿Qué relación puede haber entre “nogalera” y “nopalera”, aparte de la que implica que tanto el nogal como el nopal son vegetales, lo mismo que -digamos- el rosal?
     
    No cabe duda: a veces la Madre Academia es muy poco académica y nada maternal.


¡Hasta mañana!...