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Mirador 20/01/16
¿Podrás decirme, Terry, por qué los gatos y los perros no se llevan bien? Siempre andan como perros y gatos.
Tú eres perro. Debes conocer entonces el motivo de esa malquerencia, que seguramente empezó el mismísimo día de la creación. En el jardín del edén viste por primera vez al gato y de inmediato te lanzaste a perseguirlo entre ladridos, hasta que se subió a un árbol. En ese mismo instante el Señor debe haber sabido que las cosas en el mundo no iban a andar bien.
Recuerdo sin embargo, perro mío, cuando mis hijos llevaron a la casa un gatito que habían encontrado en la calle. Te volviste su protector. El minino te veía como a su papá. Quizá como a su mamá, si me permites ser más claro.
Creció el gato, y tú y él fueron buenos amigos. No andaban como perros y gatos. El día que desapareció te entristeciste.
No todos los perros son como tú, Terry, lo sé bien. Y no todos los gatos son como aquél, también lo sé. Si todos fuéramos como tú y como él este mundo sería mucho mejor. No andaríamos como perros y gatos.
¡Hasta mañana!....