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Mirador 20/02/16
Seríamos mejores si conociéramos la sabiduría de nuestros antepasados indígenas.
Cuando entre los antiguos mexicanos una mujer iba a dar a luz, su trance era llamado “combate” o “lucha”. Al empezar el trabajo de parto la comadrona entonaba el mismo canto de los guerreros antes de comenzar una batalla. Si el suceso se realizaba felizmente la misma partera cantaba el himno de victoria de los guerreros vencedores. Si la mujer moría su alma volaba a la región donde habitaban los guerreros muertos en combate.
Muy sabios eran nuestros ancestros: no pretendían hacer de la mujer otro guerrero como el hombre. Sabían que la mujer tiene sus propias batallas qué combatir. Y sabían también que esas batallas de la mujer son más importantes que las del hombre, pues son las hermosas batallas de la vida.
¡Hasta mañana!...