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Mirador 23/02/16
¿Recuerdas la historia de la camisa del hombre feliz?
Alguien lo buscó para comprársela, y se asombró al ver que el venturoso mortal era tan pobre que ni siquiera tenía camisa.
Conozco, sin embargo, una variación sobre ese tema.
Aquel que buscaba al hombre feliz lo halló por fin. Le dijo:
-Véndeme tu camisa.
El hombre feliz respondió:
-¿Cuál de todas quieres? ¿La de Dunhill, la de Lewin, la de Hudson, la de Turnbull & Asser, la de Thomas Pink, la…?
Todas esas eran camisas de lujo, como lujosos eran los coches caros, los relojes finos, las mansiones palaciegas, los suculentos manjares y las mujeres hermosas que disfrutaba el hombre.
Dos versiones distintas: la de aquel que era feliz porque no tenía nada, y la del otro que era feliz porque lo tenía todo.
Tú ¿cuál versión prefieres? Dímelo, y te diré quién eres.
¡Hasta mañana!...