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Mirador 23/04/20
Llegaron sin anunciarse. Eran tres grupos.
Dijeron las del primero:
-Somos las de malas a segundas.
No entendí, y menos cuando se presentaron las del segundo grupo:
-Nosotras somos las de peores a terceras.
Remataron las del último grupo:
-Y nosotras somos las de pésimas a cuartas.
Yo estaba confundido. No acertaba a entender aquel galimatías. Una de ellas explicó:
-Ustedes siempre dicen: “De buenas a primeras”. A nosotras nos ignoran, y ni siquiera han pensado nunca en la posibilidad de que existamos. Les ha faltado imaginación para incluirnos en su campo de conocimiento. Y sin embargo aquí nos tiene: las de malas a segundas, las de peores a terceras y las de pésimas a cuartas.
Yo les ofrecí una disculpa.
-Perdónenme –les dije–. Jamás había yo pensado en su existencia.
Se retiraron en silencio. Hasta la fecha no sé todavía si me disculparon, pues lo que les dije se los dije de buenas a primeras.
¡Hasta mañana!...