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Mirador 24/03/16
Envió Jesús a dos de sus discípulos. Les dijo:
–Id a la aldea que está delante de vosotros. Ahí hallaréis un pollino. Traedlo.
Fueron los discípulos, y hallando al pollino lo trajeron.
Subió a él Jesús, y a lomos de la humilde bestia entró a Jerusalém.
Se reunió una gran multitud, y la gente cortaba ramos de los árboles y los agitaba al paso de Jesús, y los tendía luego en su camino.
Días después Juan, el discípulo amado, le relató a María cómo los hombres habían golpeado a Jesús en su camino al Gólgota.
–¿Con qué lo golpearon? –preguntó la madre.
Respondió Juan lleno de tristeza:
–Con los mismos ramos que antes pusieron a sus pies.
¡Hasta mañana!....