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Mirador 25/11/16
Terminó el artista de pintar el retrato de una mujer joven.
–¡Ahora sí! –ordenó a la muchacha–. ¡A parecerse!
Es conocida la tesis según la cual no es el arte el que copia a la naturaleza, sino la naturaleza la que copia al arte. La gente empezó a mirar los crepúsculos, y a arrobarse ante ellos, sólo hasta que los pintores empezaron a plasmarlos en sus telas.
Los artistas –sean poetas, músicos o pintores– tienen el don de ver ahí donde los mortales comunes no miramos. Son ellos los que nos revelan la belleza que de otro modo nos pasaría al lado sin mirarnos, y sin nosotros verla.
Llenen ellos el mundo con su arte; cántenlo; píntenlo; escríbanlo; y luego ordénenle:
–¡Ahora sí! ¡A parecerse!
¡Hasta mañana!...