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Mirador 27/02/16
Hay cosas que se deben mirar con reverencia.
Yo veía al linotipo y a la máquina de coser como maravillas que proclamaban la gloria del hombre, así como los cielos y la tierra proclamaban la gloria de Dios antes de que los contamináramos.
Existen unos objetos que son prolongación del alma humana: los instrumentos musicales. Un piano, una guitarra o un violín son caracolas en las cuales se puede oír la voz de nuestra especie. Si supiéramos lo que debemos saber nos inclinaríamos reverentes, como si fuese algo sagrado, ante un Steinway, una Torres o un Stradivarius.
A la vista de los modernos artilugios que incomunican al comunicar digamos con displicencia:
-No están mal.
Frente a un instrumento de música -cualquiera, aun el más humilde- digamos fervorosos:
-¡Qué prodigio!
¡Hasta mañana!...