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Mirador 29/12/17
Juro que fue casualidad.
Por ser el fin del año hice un nuevo acomodo de mis libros importantes, y quedaron juntos en un anaquel los cuatro tomos de las “Vidas de los Santos”, de Butler, y los ocho de una colección empastada de la revista Playboy.
Tengo sobre mi mesa de trabajo —esto no fue casualidad— dos estatuillas de Cantinflas. Son pequeñitas ambas, medirán dos pulgadas a lo más, y las compré en el Parián de Puebla, donde tantas cosas lindas se pueden encontrar. Una de las figuras presenta al genial mimo en su caracterización de “El Padrecito”; la otra lo muestra como el pícaro diablillo de “Un Día con el Diablo”.
Me reconozco lo mismo en Butler que en Hugh Hefner; tengo una parte de ángel y otra de chamuco. Parecido al poeta de Jerez, voy por la vida con la vista en el cielo y la antorcha en las fauces.
Soy materia y espíritu, y navego sin brújula de uno a otro puerto, pues mi materia es muy espiritual y mi espíritu muy material.
En síntesis, soy igual que todos.
Soy igual que tú.
¡Hasta mañana!...