Mirador 30/01/17

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Mirador 30/01/17

San Virila iba por el camino cuando vio a un pordiosero que temblaba de frío, pues no tenía capa.
En dirección contraria venía tres caminantes: un noble, un militar y un monje. Los tres vestían ropas invernizas y se cubrían con muy buenas capas. “Seguramente –pensó el frailecito– uno de ellos le dará su capa a ese pobre”.
Ninguno lo hizo: los tres pasaron junto al hombre sin mirarlo. Entonces San Virila hizo un movimiento con su mano. Las plomizas nubes se abrieron y un rayo de sol cayó sobre el mendigo y le dio su luz y su calor.
–¡Milagro! –gritaron al unísono el monje, el noble y el militar.
–Éste es un simple truco –les dijo San Virila–. Milagro habría sido que cualquiera de ustedes le hubiese dado su capa al pordiosero.

¡Hasta mañana!...