Mirador 30/03/17

Usted está aquí

Mirador 30/03/17

Si volviera a nacer —me propongo hacerlo alguna vez— me gustaría ser músico.

Y si fuera músico me gustaría ser Liszt, Rossini o Saint-Saëns, en ese orden. Sé que ninguno de ellos es tan grande como Bach, Mozart o Beethoven. Pero Bach fue pobre y tuvo 21 hijos: la perspectiva no me agrada. Mozart sufrió mucho y murió joven. Tampoco eso me llama la atención. Y Beethoven se tomaba a sí mismo demasiado en serio, lo cual no va conmigo.

Lo dicho: Saint-Saëns, Rossini o Liszt. Los tres vivieron muchos años; los tres gozaron de la vida. Liszt se extasiaba ante una mujer; Rossini ante un pavo trufado: Saint-Saëns ante una obra de arte. Los tres tuvieron muchos amigos y buen sentido del humor: Rossini pensó siempre que el tournedo de filete que inventó era obra superior a su Stabat Mater y aun al Barbero y a Guillermo Tell”.

Son figuras menores los tres, lo reconozco. Pero, ¿quién quiere tener la gloria que muerto alcanzó Bach pudiendo tener la vida que vivo vivió Liszt?

         ¡Hasta mañana!...