Mirador 31/03/17

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Mirador 31/03/17

Uno de los libros que más amo es “La Leyenda Dorada”, de Santiago de la Vorágine.

Será difícil encontrar una más pura y deliciosa narración que la escrita por ese hombre del medievo para contar –y cantar– la vida de los santos.

Todos están ahí, con sus hechos y sus dichos. Aparece San Luis Rey, y aparece San Crispín, humilde zapatero. Está la historia de San Jorge, caballero andante, y la de San Alejo, que pedía limosna en los caminos. Sin decirlo con palabras, Santiago de la Vorágine nos enseña la misteriosa santidad que late en toda vida humana.

Hasta un abogado sale en “La Leyenda”. Un abogado –asombrémonos– santo. Es San Ivo. El pueblo cantaba un travieso himno en su loor: “Advocatus et non latro, res miranda populo”. “Un abogado que no es un ladrón, /  para la gente ¡que admiración!”.

Sin palabras, aquel sabio y delicioso escritor nos dice que todos podemos ser santos. Todos.

¡Hasta mañana!...