Mitos médicos

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Mitos médicos

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Muchas de las falsas creencias relacionadas con la nutrición, la salud y los hábitos, obedecen a leyendas y malas interpretaciones. Pondremos en claro varias de ellas.

No se inquiete si sus allegados le dicen que debe hacerse chequeos frecuentes, no le tema al microondas ni al wifi porque escuchó que sus emisiones son cancerígenas. Del mismo modo, no haga caso a aquellas personas que le aseguran que solo tenemos cinco sentidos y que solemos usar apenas el 10% de nuestro cerebro.

Los hornos de microondas causan cáncer
Rotundamente falso, y lo mismo aplica a los teléfonos móviles  y a las computadoras. Los alimentos en un horno de microondas se calientan gracias a la excitación que producen las ondas electromagnéticas sobre las moléculas de agua presentes en mayor o menor medida en los alimentos. No se trata de radiación ionizante, por lo que no provocará mutaciones en el ADN celular. 

Otro mito frecuente es pensar que el horno de microondas destruye los nutrientes de los alimentos. Al contrario, puede ser mejor opción que otros métodos de cocción, por ejemplo en el caso de las verduras.

El agua oxigenada desinfecta las heridas
Mucha gente recurre al agua oxigenada cuando se provoca una herida, sin embargo, el escozor que genera este tipo de agua es signo de que daña las células de la piel (el dolor irritante que produce el agua oxigenada es ocsionado por el oxígeno activo que contiene). Es por eso que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no conseja rociar agua oxigenada en la piel ni en las membranas mucosas.

Por otra parte, el agua oxigenada de uso doméstico no es un buen antiséptico, ya que no elimina todos los gérmenes. pero podría ser útil si no hay otro desinfectante disponible.El antiséptico de elección para tener en casa o en el botiquín es la clorhexidina. Pídalo en la farmacia.

Las personas con sobrepeso, no hacen vida sana
El sobrepeso se ve como el antónimo a llevar una vida saludable. No obstante, hay personas que aún haciendo ejercicio de manera regular, y comiendo de manera sana, tienen sobrepeso. Las razones para que esto ocurra pueden ser desde un desajuste hormonal hasta la genética y los malos hábitos familiares.

Además, la complexión robusta de una persona puede llevarla a un peso por encima de la media, sin que eso suponga ningún problema.

Pero, atención, no hay que bajar la guardia, ya que por lo regular existe una relación entre nuestro peso y estado de salud. Hay que mantenerse en un peso adecuado, comer de manera moderada y seguir un estilo de vida saludable.

Las conmociones cerebrales son causadas por un golpe 
El cerebro es un órgano que reposa dentro de una superficie dura, como es el cráneo, protegido por las meninges y el líquido cefalorraquídeo. Esto impide que, con el movimiento, el encéfalo se golpee contra el cráneo.

Cuando recibimos un golpe en la cabeza, el órgano puede acusar el impacto, pero eso también puede ocurrir si hacemos un movimiento muy brusco. Es lo que se llama conmoción: una alteración del estado mental que se puede producir por golpes directos, por movimientos rápidos de la cabeza o por la aceleración o desaceleración brusca. 

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El aceite de oliva siempre es saludable 
El aceite de oliva constituye el núcleo central de la dieta mediterránea. Es un nutriente saludable, pero eso no quiere decir  que debe consumirse en exceso.

Tampoco se puede decir que ayuda a bajar de peso. En realidad, pasa todo lo contrario: se empieza a notar de inmediato un incremento de peso al consumir de forma excesiva esta grasa, por muy saludable que sea.

La cantidad recomendada de aceite de oliva es de tres a cuatro cucharas soperas al día, que en nuestro caso se acostumbra a ingerir como aderezo de las ensaladas, que es en realidad la mejor manera de consumirlo.

Sólo tenemos cinco sentidos 
Hace ya tiempo que los cinco sentidos clásicos —vista, oído, tacto, olfato y gusto— se han quedado cortos a la hora de explicar lo que el ser humano es capaz de percibir sobre sí mismo y su entorno.

Al día de hoy se han añadido otros sentidos a los tradicionalmente conocidos. Entre los más claramente establecidos están la termocepción o termorrecepción —que es la sensación de calor o su ausencia; el sentido del equilibrio o bipedestación —que permite moverse, acelerar o frenar y permanecer de pie; la propiocepción —por ejemplo, saber dónde está situada tu mano izquierda sin mirar; y la nocicepción o sentido del dolor

Y la lista no termina ahí. El mismo concepto de ‘sentido’ es difuso. Si lo entendemos como un sistema para recibir información sobre el mundo que nos rodea, podríamos añadir el sentido del tiempo o cronorrecepción, por no hablar de sensaciones muy comunes como el hambre (inanición).

La miel es mejor que el azúcar
Si en su desayuno nunca falta una buena dosis de miel porque cree que así quedará a salvo de los perjuicios del azúcar común, lo mejor es que vaya desechando esa creencia. El azúcar siempre es azúcar y el cuerpo no distingue la procedencia de la molécula. Por eso el abuso de la miel puede ser igual de perjudicial para la salud que el azúcar común.

El azúcar común es 100% sacarosa, mientras que la miel es una mezcla de azúcares (fructosa, glucosa y sacarosa) y 18% de agua, junto con una pequeña cantidad de vitaminas y minerales. Pero sus tres ingredientes principales son azúcares que, sin importar su procedencia, producen el mismo efecto en nuestro organismo que el azúcar regular.

Los azúcares son uno de factores que están contribuyendo a la obesidad y a la diabetes. La OMS recomienda no ingerir más de cinco cucharaditas o más de 25 gramos al día.

El embarazo dura nueve meses
Aunque la cifra de nueve meses se haya vuelto muy popular en lo que respecta a la gestación, lo correcto es hablar de semanas: un embarazo considerado ‘a término’ tiene una duración de 37 a 40 semanas (pero eso no serían nueve meses, sino nueve meses más una semana).

Más allá de eso, lo realmente curioso es que no todas las semanas son realmente de embarazo, porque se comienza a contar antes de que tenga lugar la fecundación. 

Los médicos consideran como la fecha de inicio del embarazo el primer día de la última menstruación de la futura madre. Y —muy probablemente— la concepción habrá tenido lugar entre dos y tres semanas después de esa fecha, y eso sin valorar la regularidad de los ciclos de cada embarazada, que suele ser muy variable.

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Es bueno hacerse chequeos frecuentes 
Muchas personas sanas optan por hacerse chequeos médicos cada año creyendo que esos controles garantizan una buena salud. Lo mismo sucede entre quienes piensan que mientras más pruebas clínicas hayan superado, más sano será su organismo. Pero no hay evidencia científica de que eso sea realmente bueno, porque significa someter a personas sanas a pruebas que no tienen un impacto demostrado en la salud.

Las pruebas clínicas son útiles cuando son solicitadas por un médico que sospeche una enfermedad, pero cuando la prueba se pide sin este argumento, son muy frecuentes los ‘falsos positivos’ y ‘falsos negativos’ que luego pueden de-sembocar en conductas clínicas perjudiciales para la persona. Un ejemplo de ello es el análisis del antígeno prostático, con la idea de rechazar la presencia del cáncer de próstata. Ese análisis es muy útil, pero a veces reporta ‘falsos positivos’, es decir, indica que hay cáncer cuando en realidad no es así. O ‘falsos negativos’, indica que no hay cáncer cuando no es así).

Tomar té hace bajar de peso 
Sea rojo o verde, el té es una de las bebidas que más simpatías despierta por su asociación con una dieta saludable. De hecho, muchas personas creen que esta bebida puede ser una aliada para combatir los kilos de más.

Este tipo de infusión contiene muchos componenetes antioxidantes, pero en ningún caso hace bajar de peso. 

No nos dejemos engañar por los beneficios del té. Si nos pasamos con la cantidad puede repercutir en nuestra salud: por eso no debe sobrepasar las tres tazas al día. Las indicaciones de las infusiones son importantes en el caso de las personas hipertensas o con sobrepeso, por su propensión a una tensión arterial elevada, pero el alto consumo de las infusiones puede elevar la tensión y generar taquicardia. Esta serie de dos artículos termina pasado mañana. (Kristin Suleng/ © Ediciones El País, SL. Todos los derechos reservados)