Mr. Robot, tan paranoica como su protagonista

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Mr. Robot, tan paranoica como su protagonista

El año pasado fue toda una revelación, y en su segunda temporada, “Mr. Robot” regresa con una carga más pesada sobre los hombros: mantener la tensión del inicio, ahora sin el efecto sorpresa, pues ya sabemos que el personaje interpretado por Christian Slater es producto de la invención de Elliot Alderson.

Siguiendo la fórmula de “Fight Club”, “Mr. Robot” nos atrapó con su drama psicológico y tecnológico donde la paranoia es también la protagonista. ¿Qué sigue, además de las nominaciones al Emmy y los premios ya conseguidos?  La continuación es esta trama intrincada sobre la “fsociety” y sus ataques cibernéticos que desestabilizan a la sociedad moderna. Y sobre un personaje protagónico tan perturbado y rico en posibilidades, que nos genera todo tipo de expectación. Claro, esto si hablamos de las primeras y directas intenciones.

Porque los que siguen esta serie desde su inicio, quizá coincidan conmigo en que la complejidad descrita por Sam Esmail es aturdidora y viaja a niveles más profundos. En “Mr. Robot” todo se cuestiona. La democracia y la anarquía; la macroeconomía y la funcionalidad global de los sistemas que rigen el mundo. Sin embargo, también es una serie muy inteligente a la hora de generar una visión del microcosmos. Pocas historias sobre globalización consiguen reflejar esta relación con la misma agudeza, y “Mr. Robot” es una de ellas. Aquí se nos presenta a una generación de jóvenes desorientada, que pretende liberarse de las opresiones disfrazadas por el capitalismo y el autoritarismo camuflado a través de la máxima “el alumno supera al maestro”.

Hay tanta paranoia en esta serie… tanta inconformidad, caos y decadencia, que realmente puede llegar a afectar a algunas mentes débiles (como la mía). Porque “Mr. Robot” consigue algo espectacular: incomoda, de verdad. Incomoda sin valerse del chantaje visual o emocional; incomoda porque nos recuerda que hemos creado una burbuja para cimentar nuestra vida. Es una burbuja inestable que parece a punto de estallar en cualquier momento. La vida ya no es lo que era y nuestra generación la encara con lo que tiene a la mano: se abstrae en la negación y vive al día, como puede y con lo que puede; o se enfrenta directamente al conflicto a través de la insubordinación, ya sea directa, en las calles, o cibernética (para el caso, ya las dos poseen la misma importancia).

Hay una escena fantástica en el inicio de la segunda temporada (que se transmite por SPACE en México), donde una mujer es atacada por la tecnología de su propia casa “inteligente”. Es la ciencia ficción que nos alcanza; es un guiño al Gran Hermano de Orwell. En esta distopía que no es futura sino presente, hay una esperanza enmascarada (literalmente, como Anonymous) que se vende como deseo de destrucción masiva. Quizá estoy exagerando (estoy exagerando, lo sé), pero en algunos momentos se siente como si “Mr. Robot” nos estuviera aleccionando sobre nuestra actualidad, y consigue que nos hagamos esas preguntas que tanto nos mortifican sobre el camino que hemos tomado como sociedad. 

Mi calificación: 85 de 100. Mi Twitter: @CalladitaR