Usted está aquí
Mudo
Desde el mes de diciembre, Netflix no ha dejado de sorprendernos con superproducciones de ciencia ficción como lo han sido “Bright”, de David Ayer y “Aniquilación”, de Alex Garland.
Justo entre estos dos, dicha plataforma estrenó a fines del mes pasado otra superproducción del género que al igual que aquellas venía precedida, inclusive desde su tráiler del reconocimiento que hasta el momento se había ganado su respetado director, Duncan Jones, quien no había dejado de mantener su racha de éxitos tanto de crítica como de taquilla que tuvo desde su destacada ópera prima del 2009 titulada simplemente “Luna”, que tuvo a un hoy oscareado Sam Rockwell como protagonista único en un entorno espacial previo a “Misión: Rescate” (Ridley Scott, 2015) hasta la más fantasiosa adaptación de video juego “Warcraft: El Primer Encuentro de Dos Mundos”, del 2016.
Y no sólo eso porque “Mudo” (“Mute”), como se titula su más reciente trabajo fílmico, es protagonizada por el actor de origen sueco Alexander Skaarsgard, quien en la pasada temporada de premios fue galardonado desde los Emmys hasta los SAG pasando también por los Globos de Oro por su participación como el esposo abusador de Nicole Kidman en la serie de HBO “Big Little Lies”, interpretando ahora a un mudo menonita que trabaja como cantinero de nombre Leo quien en un entorno futurista se le pone al brinco a los principales gangsters de la ciudad con tal de encontrar a la mujer que ama que ha desaparecido misteriosamente.
El problema de esta película, por tanto, es que teniendo la mesa puesta para lo que siendo más aterrizado hubiera podido ser su “Blade Runner” (evocando precisamente una obra maestra de la primera etapa como realizador del también mencionado cineasta británico Ridley Scott). Jones se pierde a partir de una interesante introducción a la psicología del protagonista, no sólo en la forma de la historia, sino en un sin número de personajes que hasta prácticamente el clímax sabemos el por qué tanta insistencia en regresar a ellos … cuando a diferencia de la mencionada “Blade Runner” la historia de amor que se supone debía mantener firme la trama, pasa a un segundo plano.
De esta manera, vemos desde personajes transgéneros hasta pedófilos como el que interpreta Justin Theroux (“The Leftovers”) pasando por un sensacional Paul Rudd (“Ant Man”) como uno de los gánsters aparentemente involucrados en la desaparición de la novia del Mudo, subtramas en las que Jones alarga innecesariamente y más con los antecedentes de sus trabajos anteriores que se caracterizaron por una sobriedad extraordinaria (como en “Luna”) o un universos alternos tan dinámicos como bien fundamentados como son los casos de “8 segundos para morir” o la también mencionada “Warcraft”.
Lo que podría justificar esa extraña desorientación de Duncan Jones para con esta pieza audiovisual es que la filmó justo en medio del trance de la pérdida de su padre, el célebre músico y actor también británico David Bowie, a quien por cierto dedica el filme lo mismo que a su madre, y por ello es que la intención es buena, y puede verse (y aguantarse sobre todo) como una curiosidad hecha por un autor brillante en otras ocasiones, pero fuera de eso al verla más que su protagonista quienes nos quedamos mudos somos los admiradores del cineasta hasta antes de este fallido filme.
Comentarios a: alfredogalindo@hotmail.com;
Twitter: @AlfredoGalindo