Natura da, natura quita

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Natura da, natura quita

Por siglos, los científicos han luchado en contra de fuerzas políticas e ideológicas que se han opuesto a conceptos como la evolución y el cambio climático. Son los científicos quienes nos han revelado las verdades de las leyes de la física y todo aquello que gobierna el universo y el mundo natural.

Pero ahora, la ciencia y los científicos están bajo ataque. Y es que el mismo día en que Donald Trump tomó protesta como presidente, la página de la Casa Blanca sobre el cambio climático desapareció y fue reemplazada por una página titulada “Un Plan de Energía de América Primero”, que está interesada en “eliminar políticas dañinas e innecesarias, como el Plan de Acción para el Clima”.

Antes, Trump ya había expresado su escepticismo sobre el papel de los humanos en el calentamiento global y mostró sus dudas acerca de la teoría de la evolución. Luego, lanzó feroces críticas al “Acuerdo de París” en donde las naciones se comprometieron a alcanzar la reducción del 55 por ciento de los gases de efecto invernadero, en específico los producidos por los combustibles fósiles; y amenazó con retirarse del tratado en sus primeros 100 días como Presidente.

Una negación de la responsabilidad histórica de los Estados Unidos como el emisor de carbono más grande del mundo. Su rechazo sobre la verdad del cambio climático, junto con el respaldo de fuentes de energía contaminantes como el carbón, empeorará la crisis del cambio climático.

Ya en el cargo, autorizó proyectos polémicos como la construcción del oleoducto Keystone XL, que ha generado resistencia generalizada debido a sus riesgos ambientales, por la fragilidad del ecosistema que atravesaría y el posible desplazamiento de tribus indígenas. Este sesgo para el beneficio de las grandes corporaciones privadas dará rienda suelta a una era de políticas liberales agresivas que favorecerán la tecnología destructiva a expensas de las personas y el medioambiente.

Además, se dice que emitió una orden mordaza para restringir la información científica hacia el público en general, lo que impide que la Agencia de Protección Ambiental, el Departamento de Agricultura y el Departamento de Salud y Servicios Humanos hagan públicas investigaciones científicas, algo que podría perturbar significativamente la salud humana y el medioambiente.

Estamos ante la negación de la verdad científica y, con ello, el riesgo para millones de seres humanos que no tendrán acceso a información esencial necesaria para la preparación en desastres naturales y la adaptación al cambio climático. Pero esto ha impulsado a miles de científicos a dejar sus laboratorios y salir a la calle, organizarse y enfrentar a Trump y sus “hechos alternativos” como una amenaza para la civilización.  Lo primero que surgió fue la idea de realizar una “Marcha por la Ciencia”, un movimiento que apenas en una semana ha atraído la simpatía de más de 1.3 millones de personas.

La misión de este grupo se basa en que “Hay ciertas cosas que aceptamos como hechos... La Tierra se está haciendo más cálida debido a la acción humana. La diversidad de vida surgió por la evolución”. Dicen que tienen el propósito de lograr el éxito de la marcha de las mujeres y han programado su manifestación en Washington para el próximo 22 de abril, coincidiendo con el Día de la Tierra, que hoy nuevamente está amenazada.

Se trata de algo inusual, pues pocas veces los científicos salen a las calles a protestar. Ellos dicen que se trata de dejar claro que la ciencia es un pilar de la libertad y la prosperidad humana. “Sí, esto es una protesta, pero no es una protesta política”, dijo Jonathan Berman, investigador posdoctoral del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas y organizador de la marcha.

Pero la ciencia no es demócrata o republicana, progresista o conservadora, la ciencia es ciencia, no hay “hechos alternativos”, escribió el jueves el senador Barry Sanders. “Una sociedad moderna no puede sobrevivir a menos que se tomen decisiones sobre la investigación basada en la evidencia”. Cosas de la vida, las mismas leyes del mundo natural que hoy Trump ha puesto bajo ataque, son las que le dieron la capacidad de hablar, pero no contentas con eso, también le negaron la capacidad de pensar. Natura da, natura quita.

@marcosduranf