‘No le importa nuestro matrimonio, prefiere estar con sus padres’

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‘No le importa nuestro matrimonio, prefiere estar con sus padres’


ESTIMADA ANA:

Soy un hombre casado desde hace 8 años. Tengo 40 y me casé con una mujer maravillosa, buena y que ahora además es una excelente madre de familia. Ella es de aquí y yo no, pero cuando nos comprometimos, yo me vine a vivir para acá. Comencé a buscar trabajo y afortunadamente desde entonces me ha ido muy bien. 

Al principio todo marchaba perfecto, yo con un buen trabajo y mi esposa en la casa, cuidando que todo marchara bien. A los dos años de casados tuvimos a nuestro primer hijo y por lo mismo, en el transcurso del embarazo y posteriormente el nacimiento, mi esposa se la pasaba muchas horas del día en casa de sus papás o en casa de sus tías o primas, pues es una familia muy grande.

Pasa días enteros con ellos, desde el desayuno, la comida y a veces hasta la cena. No le importa que al regresar yo tenga qué cenar solo, porque cuando regresa de su casa, tiene que ayudarle a la niña a bañarse y preparar todo para la escuela.

No se diga en el tema íntimo entre nosotros, pues prácticamente no hay relación en ese sentido. Ella constantemente se queja de estar preocupada por alguna cuestión en su familia o soy yo quien llega cansado del trabajo o simplemente sin ganas.

Noto que ella se empeña a que el niño tenga las mismas costumbres de su familia, quiere que se parezca a ellos en todo, en su forma de ser, de actuar y hasta de comer. Yo no le digo nada, prefiero quedarme callado y continuo con mi vida lo más normal posible, de la casa al trabajo y viceversa, en parte para que no me afecte todo lo que sucede.

Me duele que mi hijo prefiera estar en casa de sus abuelitos que conmigo, a pesar de que no me ve en todo el día. Además, cuando ellas no van, mi suegra es la que viene a la casa y se va a hasta muy tarde, cuando yo ya quisiera estar acostado, descansando o simplemente estar a solas con mi esposa.

Se llega el fin de semana y sucede lo mismo, desde temprano la están llamando para ponerse de acuerdo y planear algo. A mi esposa no le importa nada con tal de irse con ellos. Una ocasión la operaron y a los 3 o 4 días ya se había ido con ellos sin importarle guardar un poco de reposo a como se lo indicaron.

Lo mismo pasó en una ocasión, yo me sentía muy mal de la gastritis, pero con tal de que no haya pleito entre nosotros, nos fuimos a un bautizo de un sobrino en un rancho.

Aún así, siento que todo lo que he hecho por ella no ha valido la pena, ella no valora que la apoyo en todo y que por ella y su familia, he dejado de ir a ver a mi mamá, a pesar de que está sola porque mi papá falleció hace algunos años.

No sé qué debo hacer, si seguir soportando todo o ponerle fin a la situación, no creo que sea algo normal en los matrimonios, siento que el nuestro no ha sido como son todos los demás. Veo que mi hija cada vez se aleja más de mí, que son ellos quienes la educan y cuando yo quiero interponerme, soy el malo.

Me siento muy desesperado, no quiero perderlas, pero a la vez no quiero seguir soportando esta situación. 

Eliud

ESTIMADO ELIUD:

Es necesario siempre, en cualquier relación, establecer un cierto tipo de límites o reglas que sirven para que todo marche bien, o al menos, sin complicaciones.

La relación con la familia política es comúnmente un tema delicado de tratar, pues hay los casos como el tuyo en el que se ve involucrada prácticamente en todo lo del matrimonio de la hija.

Todo esto conlleva una serie de dificultades que van propiciando que se pierda la relación como tal, en todos los aspectos, desde el físico, el social hasta el íntimo. Los cimientos de la pareja se ponen a prueba de cada cambio a que ésta tiene que adaptarse, por ejemplo, cuando un hijo llega. Si los cimiento son fuertes, la relación lo resiente.

En este caso, eres tú quien está detectando que esos cimientos no están del todo firmes y por lo tanto, debes de alertar a tu esposa que algo grave está sucediendo, sin buscar culpables, simplemente, responsabilizándose de salvarla, de buscar una solución.

La comunicación entre ustedes es indispensable y básica para que todo vuelva a la normalidad, que ambos encuentren ese equilibrio en su relación con al familia materna y por supuesto lo más importante, retomar tu papel de padre de familia y tomar las riendas de la educación de tu hija.
 
ANA