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‘No lo puedo evitar, odio a la perrita de mis hijos’
ESTIMADA ANA:
De antemano les ofrezco una disculpa a todos aquellos que adoran a los perros, perdón pero no puedo evitar y aprovecho para pedirles alguna idea de cómo tratar este tipo de situaciones.
De niña jamás tuve perros, mi mamá siempre se encargó de inculcarnos una especie de asco hacia las mascotas (no entiendo sus motivos), el caso es que así de simple, crecí sin mascotas y la verdad es que nunca deseé tener una, así fueran perros, gatos o hamsters, lo que fuera.
A diferencia de mi esposo, desde pequeñito estuvo rodeado de no uno, sino varios perros, pues tenían un patio amplio en donde podían jugar y correr. El caso es que hasta cinco años después de que nos casamos, sin previo aviso llegó con una perrita. He tratado de adaptarme pero la verdad es que cada vez es más mi rechazo hacia ella, contrario a lo que dicen todos cuando la ven, que es hermosa.
No tolero que deje pelos regados por toda la casa, que escurra babas aquí y allá, no tolero que ande de un lado de otro como dueña de la casa. Lo peor del caso es que mis dos hijos la adoran, se han encariñado de una manera exagerada con ella, les encanta jugar con ella, se revuelcan no solo en los sillones, sino en el jardín y eso me pone muy histérica, pues es muy complicado lavar la ropa llena de pelos y manchas.
Mi esposo ni se diga, vive enloquecido por la dichosa perra que ha llegado a decir (supongo que en broma) que preferiría irse a vivir solo con su perra que deshacerse de ella.
A veces me siento mal por mis reacciones, por eso muchas veces me las aguanto, pero no sé cuánto tiempo más la soportaré, pues hasta me provoca mal humor con mis hijos y los regaño en todo momento que está con ella, no quiero que la toquen, la abracen y mucho menos que la besen.
La perra tiene prohibido entrar a la cocina y a las habitaciones, solo se mantiene en la sala y en los pasillos y por lo mismo, mi esposo limpia esas áreas a diario, pues no soporto el olor y las babas en el piso y mucho menos, pelos volando en los sillones.
Ni siquiera permito que se me acerque aunque debo de reconocer que es muy cariñosa. Le aclaro que jamás le he pegado, respeto mucho a cualquier perro y si le falta comida yo le doy cuando no está mi esposo. En verdad me siento desesperada y hasta he pensado en ir a alguna consulta para que me digan como hago para aprender a convivir con ella y tolerarla.
Hasta ahora lo más que se me ha ocurrido es solo retirarme lo más que pueda de la perra, no quiero ni puedo verla. Ahora que veo que todo mundo está en contra del maltrato animal y que hay tantas asociaciones que salen en su defensa, en verdad que los admiro por ello pero yo, definitivo no puedo con eso. Ojala me pueda ayudar con algún consejo, gracias.
FABI
ESTIMADA FABI:
Claro, no todas las personas tienen esa empatía hacia las mascotas y así como hay quienes por vocación y voluntad propia rescatan perros, los cuidan y los ponen en adopción, hay quienes no soportan si quiera verlos.
No sé si tenga que ver con algún tipo de trastorno, lo único que podría decirte es que viendo lo felices que son tus hijos, trates de mantenerte paciente. Y es que no se trata de estar cargando, besando y acariciando a la perrita, se trata de pensar en tus niños y en cómo ellos ven tus reacciones y comportamientos; es justo así como ellos aprenden a ser cariñosos y a respetar a las mascotas.
ANA