Sebastián Marroquín, el hijo de Juan Pablo Escobar Gaviria, uno de los capos latinoamericanos más poderosos del Siglo 20, habló en exclusiva para VANGUARDIA sobre los motivos que lo llevaron a ser figura pública y sobre el negocio que significa escribir libros y realizar conferencias llevando por delante la figura de su padre. Además, sostiene que la muerte de su padre, fue un suicidio.
Dijo que en 1993, año en que murió el también denominado “Zar de la Cocaína”, dijo que él tenía 16 años y que tuvo que cambiar de identidad para poder salir de Colombia; ahora su nombre es Sebastián Marroquín y proclama un discurso en pro de la legalización y regularización de las drogas.
Compartió que tiene 24 años viviendo en este Argentina en donde nació su hijo que ahora tiene cinco años y a quien trata de explicar quién fue su abuelo.
-¿Hace cuánto no viajas hacia
Colombia?-
“En estos 24 años he ido apenas diez o quince veces. La última vez fue para filmar el documental sobre las víctimas de mi padre, es difícil cuando regresas y de alguna manera estás trasgrediendo amenazas de muerte. Ya te imaginarás cual es la sensación”.
¿Aún perduran lo enemigos?
“Lo enemigos que heredamos de mi padre muchos se mataron entre sí, otros quedaron presos o se autodestruyeron. Mi padre hizo una gran colección de enemigos en Colombia y en el Mundo. Es difícil contabilizarlos y tener su rastro”.
-¿Tienes hijos?-
“Tengo un hijo de 5 años”
-¿Cómo le explicas quien fue su abuelo?-
“Aún está muy pequeño para entender la problemática del narcotráfico, resultado del prohibicionismo y toda la violencia asociada a estos factores, pero por supuesto que sabe que él es el nieto de Pablo Escobar. Se lo he ido contando, empecé por las historias bonitas que hay muchas y cuando llegué el momento se lo voy a explicar.
“Mi gran reto como papá es educarlo con los valores humanos suficientes para el día de mañana que elija quien quiere ser en su vida, no elija repetir la historia de su abuelo. Mi compromiso es contarle todo. Cuando yo tenía siete años mi padre me contó que él era un bandido y a eso se dedicaba, yo no ahorraré tinta en decirle a mi hijo quién fue su abuelo”.
-¿Cómo fue tu niñez?-
“Mis padres me crearon con amor, estuve rodeado de lujos y opulencia. A pesar de esto nunca faltó el amor. Mi padre se ocupaba de que yo no perdiera de vista las carencias de otros chicos. Me llevaban todas las navidades, a los lugares más recónditos de Colombia para que yo les entregara los regalos a los niños más pobres del país”.
-¿Qué regalo recibiste de tu padre que te sentiste diferente a todos los niños’?-
“Un Ferrari. Por ejemplo. Que pude usar dos días”.
-¿Cómo te trataban lo chicos en la escuela?-
“Yo fui a la escuela hasta quinto de primaria, me tocó abandonarla por razones de seguridad, intentos de secuestro, atentados. Ya no me permitieron volver, al principio fue una vida de apariencia normal, después, con los días y la mala fama que fue recaudando mi padre, mis amigos comenzaron a alejarse por órdenes de sus padres”.
-¿Te permites ser irónico
o sarcástico con el tema?-
“Sí, si me lo permito pero no me gusta hacerlo público, no quiero ofender a nadie, creo que ya suficiente violencia recibieron en el pasado por parte de mi padre como para yo hacer un chiste o una broma.
“Creo que parte del proceso de sanación tiene que ver con la capacidad que debemos tener los seres humanos de reír a pesar de nuestras tragedias y reírnos de ellas, tomarnos con humor algunas cosas y las circunstancias”.