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¡Nomás tantita, don Pepe!
El ala burocrática del inframundo Godínez se queja amargamente con este escribiente servidor.
Razón no les falta y es que desde sus respectivas dependencias fueron objeto de una atenta, efusiva y nada deseable invitación de parte de sus jefes y coordinadores.
¿A dónde? ¡A dónde más! Al crucero a hacer bola y bulla, a echarle porras a esa entidad amorfa pero omnipresente, hidra de mil cabezas, siglas mil veces malditas, la sucursal de Mordor en México, el ‘uto PRI (M.R.).
Es una práctica habitual en la burocracia cada vez que estamos en elecciones, lo que es básicamente siempre. Pero ni se crea que violentan alguna ley o reglamento. ¡No, para nada! Han aprendido a cuidarse y ahora, a diferencia de los años de la vieja dictadura priista (¡Ah, qué tiempos!), no es una orden directa y enérgica. Como ya mencionamos, es una serenísima, cortés y discreta invitación al baile. En estos tiempos de “dicta-blanda” cuidan mucho las formas.
Incluso tienen la precaución de no circular la invitación en horas de oficina ni a través de los medios o recursos de la dependencia. No creo que la Fepade les quite el sueño, pero para qué correr riesgos.
Sin embargo, y pese a que se le insiste sobre la no obligatoriedad de su asistencia, el atribulado Godínez opta mejor por sí ir, sin importar que tenga que consagrar su mañana sabatina, su sagrado tiempo de descanso, las horas que entre semana no puede dedicar a sus hijos, a un partido político que en el fondo aborrece con todas su exánime humanidad.
¿Y cómo por qué? Pues porque el Godínez sabe que esta “falta de lealtad y compromiso” le coloca en la lista negra de un expediente no escrito y puede salir cepillado en la primera oportunidad con la excusa más babosa o incluso sin necesidad de ésta.
O pudiera ser que no pero, otra vez: ¡Para qué averiguarlo!
Piensa, oh PRI querido, que el Cielo, un soldado en cada Godínez te dio. Aquí no se apiadan ni de los jóvenes crudos, mucho menos de los ancianos. Todos con uniforme y fusil (camiseta, gorra y banderín), salen a dar la cara por el tricolor así caigan fulminados por una ráfaga de mentadas de madre.
Los burócratas coordinadores que organizan estos esfuerzos para el partido quizás cuiden celosamente las formas para no incurrir en ninguna falta, pero ni falta que hace porque de cualquier manera están atropellando a la ética y su cobarde naturaleza queda de manifiesto. Sepan que son unos pusilánimes de porquería y que sus subalternos les odian.
Sucede que el Godinaje en pleno fue citado para la tarde del martes ya que tuvimos el honor de ser visitados en esta maltrecha capital norestense por el candidato oficial del partidazo, el melmaciano José Antonio Meade Kuribreña (por el apellido sí debe ser del planeta de Alf).
¡Hombre, pos qué privilegio! ¡Pásele, faltaba más! Conozca nuestras maravillas naturales y arquitectónicas y no deje de echarse una gordita del Borrado o de donde usted quiera, total nosotros pagamos todo.
¡Qué padre, oiga, que luego del desgaste del debate se digne a visitarnos y venga, como se dice, “con toda la actitú”! Aunque eso no lo acerque más a Anaya de lo que está de Margarita en las preferencias electorales.
¿Y qué nos cuenta? ¡Ah, sí! Vino a traernos tremendas declaraciones y muy fuertes revelaciones en torno al patrimonio no declarado por ese demontre parsimonioso, la condenación de México, Andrés Manuel “El Peje” López Obrador .
Sí, sí supimos de boca suya, don Pepe, que el tal “yasabesquién” tiene dos departamentos que no figuran en su declaración de bienes (de hecho nos los repitió como 17 veces durante el debate), ahora ya sabemos que el macuspano es un peligrosísimo delincuente.
Pero –¡digo!– por si no se acuerda bien en dónde estuvo el martes: Saltillo es la capital del Estado de Coahuila de Zaragoza, el cual fue gobernado (se dice que aún) por una dupla de hermanos malhechores que no sólo vaciaron las arcas estatales, sino que embargaron a futuro dichas arcas, de tal suerte que todo lo que llegue a caerles en los próximos 40 años irá a parar a un pozo sin fondo llamado “megadeuda”.
No sé si sepa que el desastre financiero es tal que a pesar de su nivel de endeudamiento bancario, el Estado ni siquiera es solvente con sus proveedores, que todas las dependencias trabajan en la más ignominiosa estrechez, que no hay dinero para invertir y que casi un 50 por ciento ADICIONAL del monto de dicho adeudo ya se fue en intereses y reestructuraciones, sin haberle restado un peso al capital.
¿No se acordó que vino a pedir el voto a la tierra de los Moreira? Sí, los Moreira, un güey de baja estofa que cayó preso en España donde se daba la gran vida y su hermano botijón, que salió bueno para hacer sangrar a las piedras pues aunque ya no había nada, se las arregló para desaparecer millones de todas las instituciones, de contratos de publicidad inflados y de empresas fantasma. ¡Ay, pero claro que los conoce! Incluso el más panzón le prestó su frase matona para el debate “de la seguridad me encargo yo” (misma que aquí sólo nos causa risa).
Sobre eso nos habría gustado escucharle algún pronunciamiento, don Pepe Meade, no de los pinches departamentos del Peje que ni nos van ni nos vienen y resultaron ser unas pocilgas en proceso testamentario.
¡Cabrón! Que sí así de riguroso como anda con López se hubiera puesto cuando fue Secretario de Hacienda, no nos habrían bailado estos dos muertos de hambre, que a nada estuvieron de dejarnos vestidos nomás con un barril y tirantes.
¿El Peje? ¿Es en serio, don Pepe? ¿Con ese petate tan miado nos quiere venir a asustar a nosotros, los sobrevivientes del moreirato? ¡Ay, don Pepe, en serio que tantita madre por favor!
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