Obispo de Torreón impone ceniza a internos del Cereso

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Obispo de Torreón impone ceniza a internos del Cereso

Foto: Sandra Gómez
Destacó que, en esta temporada de Cuaresma, que inicia con el Miércoles de Ceniza, la iglesia quiere que los fieles católicos reconozcan sus faltas

Torreón, Coahuila. – El obispo Luis Martín Barraza acudió hoy al Centro de Readaptación Social (Cereso) para imponer la ceniza a los internos creyentes, así como llevarles una palabra de aliento y esperanza.

En el reclusorio, Monseñor fue recibido por el comisionado de Seguridad Pública en el estado de Coahuila José Luis Chapa y por el titular de la Unidad Desconcentrada de Ejecución de Penas y Reinserción Social en el Estado, Apolonio Armenta Parga.

La ceremonia eucarística que ofreció el obispo a los internos que abarrotaron la pequeña capilla que se encuentra a un costado de los patios, inició poco después de su arribo.

El obispo comentó que el Miércoles de Ceniza es especial, porque es el estar con las personas que sufren que en este caso son los internos de las penitenciarías, ellos no pueden acudir a las iglesias; sin embargo, siguen con las tradiciones, con su fe y sobre todo con esperanza.

Foto: Sandra Gómez
Foto: Sandra Gómez

Monseñor ofreció la eucaristía y destacó que, en esta temporada de Cuaresma, que inicia con el Miércoles de Ceniza, la iglesia quiere que los fieles católicos reconozcan sus faltas.

Mientras tanto, el Presbítero Antonio Mata Rendón, Vicario en Catedral del Carmen, en la homilía dijo que la ceniza nos evoca una catástrofe o residuos de algo que ha quedado destruido.

Sin embargo, en la vida cristiana, al inicio de la cuaresma, es uno de los signos elocuentes que nos invita a reconstruir la vida en Cristo, que si nuestras vidas están destruidas por el pecado, es el momento de recomenzar y revestirse de nuevas actitudes.

Hoy inician los 40 días de preparación hacia la Pascua, unirnos a Cristo en su muerte para resucitar con Él y celebrar la nueva vida que brota de su triunfo sobre la muerte y triunfar con nuestro pecado.