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Objetivo: 4 de junio; hoja de ruta electoral
A partir de hoy, y durante los próximos 60 días, las campañas electorales en Coahuila inundarán los espacios públicos de ruido y lodo.
Sí, de ruido y lodo.
Sería ingenuo pensar que “una luz cegadora” iluminará las conciencias de los aspirantes a cargos de representación popular y nos ofrecerán algo más que lugares comunes, frases machaconas y retórica huera por dos meses. Difícilmente presentarán propuestas radicales o un programa de gobierno innovador por una razón: actualmente vivimos circunstancias que se apartan de la teoría política tradicional, y no se trata de un fenómeno exclusivo de la entidad. El espectro ideológico ha mutado, es cada día más flexible, y no es extraño ver a partidos de izquierda tomar decisiones conservadoras, o a partidos de derecha tomar decisiones progresistas, lo cual en otras épocas sería incongruente, pues a unos y otros los iguala. Considerando esa indefinición, el político español Pablo Iglesias ha teorizado que, en estos momentos, vale más una clasificación entre democracia y dictadura.
Y si Coahuila ha sido gobernado por el mismo partido 88 años consecutivos, usted dirá en qué lado del tablero estamos.
Las elecciones del 4 de junio, sin embargo, llegarán envueltas por características que las vuelven atípicas. No pueden tener, por tanto, resultados típicos.
Según la encuesta de marzo que publica el periódico Reforma, 95 por ciento de la población en el estado “considera que las cosas tienen que cambiar definitivamente”. El porcentaje es sencillamente demoledor. Asimismo en pasadas publicaciones he puesto sobre la mesa dos hipótesis: las encuestas –que casi siempre fallan sus predicciones– ya no influyen en el electorado, y en las redes sociales –particularmente de los millennials– se definirá el ganador.
A ello hay que sumar que 40 por ciento de la lista nominal son ciudadanos que tienen de 18 a 34 años de edad, que la desconfianza hacia los medios tradicionales de comunicación (principalmente a la televisión y la radio) ha crecido en los últimos cinco años, y que en ese mismo lapso se han duplicado los hogares conectados a internet en la entidad, y exponencialmente ha crecido la telefonía móvil que se usa para dos cosas principalmente: “buscar información” y “acceder a redes sociales”.
Estamos, por todo lo anterior, ante un escenario inédito. Las propaganda experimentará una mezcla entre lo tradicional: campañas insulsas, difamatorias, ilusorias y costosas, y las nuevas circunstancias: tecnologías de la información influyentes. Simplemente no existen antecedentes en el estado. Por ello sería un error desestimar los asuntos electorales, evadir la participación ciudadana, borrarse del mapa.
Abstenerse de ninguna manera es una opción inteligente. No acudir a votar significa firmar un cheque en blanco al grupo en el poder y desentenderse de la comunidad. Representa dejar que otros decidan por usted. Ceder sus derechos a una élite.
Finalmente, dos sugerencias: desestime prácticas deleznables que intentan confundir a la opinión pública, como el espionaje, y tome lo que le dan para coaccionar su voluntad. Todo. Son recursos públicos desviados de su fin original, y materializados en dádivas. Así lo tengan registrado a usted en una base de datos y dispongan de su credencial para votar fotocopiada, dentro de la mampara el voto es libre y secreto. Contra eso ningún sistema puede.
Cortita y al pie
Es mucho lo que hay en disputa para creer que se puede arrebatar el poder con “campañas de altura”, en medio de una “fiesta democrática”, a quienes lo han ejercido antidemocráticamente y sin altura de miras por 88 años consecutivos. La alternativa es votar con estrategia.
“La mano que mece la cuna” ha pretendido complicar el escenario artificialmente para mantener el estado actual de las cosas por un sexenio más. No obstante, si usted desea un cambio y por consecuencia lógica dar alternancia en el Gobierno del Estado, no es tan difícil: espere hasta al final de las campañas y utilice su voto de la forma más útil: a favor del candidato de oposición que, entonces, tenga más posibilidades de ganar.
La última y nos vamos
Si unos pretenden pulverizar el voto, y otros no se ponen de acuerdo en ampliar la alianza opositora para tener mayores probabilidades de éxito, usted con el sufragio elegiría una opción transversal a todos. De paso lo revaloriza y empodera.
Si “La mano que mece la cuna” nos quiere despolitizados y atomizados, la respuesta es ser más pragmáticos que nunca.
@luiscarlosplata