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Palabras, palabras, palabras...
Nuestro idioma es riquísimo, aunque nosotros lo empobrezcamos. Cualquier extranjero pensaría, oyendo hablar a nuestros muchachos, que todos ellos se llaman igual: “Güey”.
Este día voy a hablar del interesante origen de algunas de las palabras que usamos.
LAUREL. El nombre de la planta del laurel viene del latín “laurus”. En la antigua Roma se usó el follaje del laurel para fabricar las coronas con las que se premiaba a los atletas y a los grandes académicos. La creación del árbol del laurel se explica en la mitología griega. Cuando la ninfa Dafne se vio acosada por Apolo, la hermosa mujer pidió a los dioses que la ayudaran. Ellos escucharon las oraciones de Dafne y la convirtieron en un laurel. A Apolo no le quedó más remedio, supongo, que consolarse a sí mismo.
SAXOFÓN. El saxofón debe su nombre a su inventor, el francés Antoine Jospeh Sax, quien además fue el primero en ponerlo a la venta cuando comenzaba el siglo XIX. Sax descubrió que el timbre de un tono es producido, no por el tipo de pared que rodea a la columna de aire, sino por la proporción dada a esa columna. De este invento, el saxofón, ha surgido toda una familia de instrumentos musicales, aunque el más famoso de ellos es el saxofón mismo, patentado en 1846.
ATLAS. La palabra “atlas”, que usamos para designar a un conjunto de mapas, debe su nombre a un semidiós griego que precisamente se llamaba así: Atlas. Según la leyenda, Atlas tenía una gran fuerza, por lo que estaba encargado de sostener los pilares que dividían al cielo de la tierra. A Atlas se le representa como a un hombre fuerte que carga en su espalda el globo terráqueo, como aparece en el naipe“El mundo” del juego de la lotería Esta figura fue usada por vez primera en el siglo XVI por el geógrafo Mercator como portada de su colección de mapas. A partir de entonces se comenzó a usar el nombre de Atlas para nombrar a un conjunto de mapas.
QUÍMICA. La palabra “química” se deriva de la voz “alquimia”. Los primeros alquimistas pasaron la mayor parte de sus vidas tratando de encontrar la fórmula para convertir cualquier metal en oro. Los procesos de la física moderna nos han enseñado que aquellos alquimistas no estaban tan errados como pensamos. Cuando los árabes invadieron Europa, llevaron con ellos esa idea, la de convertir los metales en oro, y la bautizaron con el nombre de Al-kimia. De esta palabra se derivó después la palabra química.
BRAILLE. En 1812 un niño francés de nombre Luis Braille, quedó ciego. A pesar de ello aprendió el alfabeto en la escuela tocando las letras que, debido a la tinta con la que eran escritas, quedaban resaltadas. Pero el pequeño estaba ansioso por aprender más. Cuando creció conoció a un capitán del ejército francés, quien le confió que cuando necesitaba dar alguna orden a sus soldados sin que nadie la supiera o escuchara usaba un sistema de puntos. Un punto quería decir que el ejército debía avanzar, mientras que dos puntos significaban que había que retroceder. Gracias a esta idea Luis Braille desarrolló todo un sistema de escritura para invidentes que actualmente es conocido como el sistema Braille.
MAGNOLIA. La flor de la magnolia debe su nombre al profesor de botánica Pierre Magnol. La magnolia es una planta cuyos tallos y flores despiden un agradable aroma. Los chinos emplean la magnolia para dar sabor al arroz.