Dos poemas de Santiago Mata

Usted está aquí

Dos poemas de Santiago Mata

Ilustración: Vanguardia/ESMIRNA BARRERA


Pandemonium

Christian Martínez

Santiago Mata, poeta vagabundo, el pasado martes 7 de agosto en las instalaciones abandonadas del Giroscopio en el bulevar V. Carranza de Saltillo, se encontró su cuerpo colgado en uno de los baños. En este lugar pasaba largas jornadas de sus últimos días. Era una especie de bunker para él, dicen sus conocidos.

Con 30 años en el mundo, se sabe que publicó una plaqueta en el Fanzine El Pozo, editado por el escritor saltillense Paco Robledo. La plaqueta está constituida por dos poemas: “Holocausto” y “Antiteatro”. Robledo autorizó y estuvo de acuerdo en publicar el material.

Los poemas dan cuenta de la inconformidad y el profundo sentimiento de desarraigo de una mente dando vueltas en la oscuridad y que al parecer sufría una fuerte adicción a las drogas. Era un habitante de las calles, los separos, la soledad y los destellos de la miseria.

Con respeto a su familia y amigos, esto es a su memoria.

 

Holocausto

Santiago Mata

 

Después de 981 arrestos

17 celulares

77 cicatrices

y 592 días de encierro

en el penal del Topo Chico

me dio por predicar poesía

me hice rico

amanecí pobre

mierda por las paredes,

agua con sabor a sal,

nombres tatuados

por el pasado,

narices chuecas,

cobijas rancias,

recitales en voz alta,

hacinación,

violación,

propaganda.

Leyendas de los

callejones de Saltillo,

mafias en silencio,

maestros callados,

sueños eternos,

pensamientos nocturnos,

nubes de guerra,

lagartijos, gnomos elfos, sacerdotes,

músicos, poetas, pintores;

ahí hablamos del negocio de hacer el mal,

del negocio de predicar la verdad,

de esconder el secreto,

al vender una buena de polvo

así se abrían las puertas de Dante

delante de mi había armamento,

chalecos cascos navajas,

putas muy buenas y amigos muy malos

todos de ideas paralelas

discutíamos de hacer el mal,

el negocio de escapar,

a la libertad de soñar despierto

así me hice hombre, niño, maestro.

así lloré con tinta una larga despedida

asi dije a-Dios de nuevo a un mundo

inexistente

así abrí ojos a la imaginación

de unos cuantos ciegos.

 

 

Antiteatro

Santiago Mata

 

Se abre el telón, la rueda de prensa

recibe sus preguntas;

la entrada al infierno

se anuncia con

el chillar del puerco

en el lavabo un poco de sangre

manchada con coca y sudor

detrás del espejo un custodio

anuncia la caída del sol

del bullicio al boicot

brotaron huelgas en las oficinas,

así los harapos hediondos

me rebozaron de inimaginables

amigos experiencia caminatas

nocturnas a indescifrables rincones

donde encontré

mi lado más humano

mi Cristo interior

mi limosnero

mi vagabundo

cloacas y alcantarillas

se volvieron mi bunker

el deshuesadero de enemigos

bolsas y bolsillo

detrás de los barrotes

de paredes frías y grises

con amargo aroma a meados

encontré hermanos amigos

socios drogas extranjeros

y un par de enemigos.