Jesús expresa que de ahora en adelante la regla de la vida de sus discípulos deberá ser la que da el primado a la Misericordia, como EL mismo testimonia compartiendo la mesa con los pecadores. La misericordia, una vez más, se revela como dimensión fundamental de la misión de Jesús. Ir al encuentro de cada persona llevando la bondad y la ternura de Dios. A todos, creyentes y lejanos, pueda llegar el bálsamo de la Misericordia con signo del Reino de Dios que está ya presente en medio de nosotros.

En el año de la Misericordia
El hombre y el ministro del Señor.
Aquel que actúa en la persona de Cristo.
El Vehículo del Espíritu Santo.

El Venerable Siervo de Dios Jesús María Echavarría convencido plenamente del llamado de Jesús a ser misericordioso, su apóstol, su enviado, su evangelizador, es grande, vive plenamente su vida espiritual en caridad hacia todos sus diocesanos: lo hemos visto en capítulos anteriores mediante diversas acciones, en las cuales se nota una acogida y predilección espiritual por los pobres.

El afirma: El sacerdote es el signo de la  persona de Cristo cabeza, en la vida terrena, al servicio de la Iglesia, es un signo espiritual privilegiado, el signo personal de Cristo Buen Pastor”.

A ejercitarse así, los impulsa y habla a los sacerdotes diocesanos de Saltillo el Siervo de Dios Jesús María les pide desempeñar con fruto el cumplimiento de su ministerio y los anima a evangelizar, como lo pide ahora el Papa Francisco en el año de la Misericordia ya que la gracia de Dios puede realizar la obra de la salvación incluso a través de ministros indignos.  

Les indica insistente y pacientemente que sean dóciles a la guía y dirección del Espíritu Santo en su vocación. Se puede decir justamente que el ministerio ordenado es realidad única y múltiple, es obra del Padre, que mediante los dones del Espíritu Santo lo configura de un modo especial a Cristo, el cual lo hace partícipe de su misión magisterial, santificadora y pastoral.

Alguien ha escrito; que la verdadera grandeza del hombre está en que “Sea siempre fiel a su vocación” equivalente a decir con mucha razón que existe una fuerte relación entre fidelidad y felicidad que se hacen depender una de la otra.

Cuando conocemos las obras de Dios realizadas en sus elegidos como en Jesús María sabemos que es posible la fidelidad. Fidelidad a quién y a qué?

A DIOS: Que llama a cada hombre a una misión concreta: única e intransferible, porque cada uno tenemos nuestra propia misión.

AL HOMBRE: Porque las mismas necesidades de nuestros hermanos son un grito que nos llaman al compromiso.
A NOSOTROS MISMOS: Porque cada uno de nosotros llevamos en nuestro interior esa voz que nos llama a la Fidelidad a Dios en el amor, a la realización plena que sólo la encontramos en la donación de la propia persona.

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