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Partido de Gobierno sudafricano exige la renuncia del presidente Jacob Zuma
El partido gubernamental de Sudáfrica, el Congreso Nacional Africano (CNA), instó hoy a dimitir al presidente del país, Jacob Zuma, envuelto en una serie de escándalos de corrupción.
El mandatario tiene que apartarse "por el bien del país", dijo el secretario general Ace Magashule, tras la reunión de 13 horas que mantuvo anoche la cúpula del CNA. Si Zuma se niega a renunciar, será sometido a un proceso de destitución en el Parlamento, añadió Magashule.
A Zuma se le acusa, entre otras cosas, de enriquecimiento personal en relación con la reforma de lujo de su mansión particular. También está salpicado por una compleja red de presunta corrupción e influencias que afectan a tres hermanos empresarios, los Gupta, que mantienen una estrecha relación con Zuma y su familia. El mandatario niega todas las acusaciones.
Zuma se ofreció a dimitir en un plazo de tres a seis meses, pero el CNA rechazó esa posibilidad para poner fin rápidamente a la actual fase de "inseguridad y miedo" en Sudáfrica, explicó Magashule.
El Comité Nacional Ejecutivo del CNA considera que se trata de una "situación urgente, por lo que debe abordarse de forma urgente", añadió el secretario general, según el cual el partido quiere que la transición se produzca "con la mayor dignidad posible".
Según Magashule, Zuma se pronunciará el miércoles.
La petición de dimisión a Zuma no tiene en teoría ningún efecto legal. Pero en la práctica, el presidente sudafricano ya no puede mantenerse en el poder. Su partido, el CNA, negocia con él desde la semana pasada sobre una dimisión.
Zuma se negó a dimitir voluntariamente tras la decisión al respecto del Comité Ejecutivo del partido, por lo que este decidió exigir su retirada oficialmente.
Se estima que el sucesor de Zuma será el vicepresidente Cyril Ramaphosa (65), elegido en diciembre al frente del CNA y con el que el partido confía en tener mejores opciones en las próximas elecciones, programadas para 2019.
Ramaphosa está en política desde el final del régimen racista del Apartheid en los años 90, tras haber ejercido durante mucho tiempo como líder sindicalista. Como empresario, logró amasar un patrimonio valorado en unos 450 millones de dólares, lo que le hizo ganar fama como directivo pragmático y eficiente.
Zuma, un presidente campechano y maestro de la supervivencia
El sudafricano Jacob Zuma es un maestro en el arte de sobrevivir, pero su suerte podría haber cambiado hoy porque su propio partido, el Congreso Nacional Africano (CNA), le exigió que renuncie a la Presidencia.
Cuando era joven, en los tiempo del régimen racista del apartheid pasó varios años en la cárcel. Después se fue al exilio por la lucha armada y se convirtió en jefe del servicio secreto del CNA.
Con la llegada de la democracia en los años 90, la carrera de este político campechano no dejó de crecer, a la vez que se veía salpicada de procesos de corrupción y acusaciones de violación. El periodo de Zuma al frente de la presidencia del país ha sido el que más empañado se ha visto por escándalos durante la joven democracia del Sudáfrica.
Zuma, que pertenece a la mayor etnia sudafricana, los zulu, es polígamo. Se casó seis veces y tendría más de 20 hijos, incluyendo algunos de ellos extramatrimoniales. Durante sus presentaciones públicas, este hombre de 75 años cautivó a las masas con cantos y bailes como prácticamente ningún otro político.
Tiene una risa muy particular y sobre sobre todo sabía cuándo tiene que emplear esa contagiosa risa para cautivar a su interlocutor. En el trato personal Zuma derrocha encanto, aunque sus discursos como presidente (2009-2018) los leyese en general leídos con un tono seco.
Jacob Gedleyihlekisa Zuma se sumó al CNA con apenas 17 años. Después de su prohibición, en 1960, se sumó en la clandestinidad al ala militar del CNA, Umkhonto we Sizwe ("Lanza de la Nación"). Tres años después el joven de 21 años fue encarcelado y condenado a diez años de prisión en Robben Island, la misma isla donde también estuvo recluido el futuro presidente Nelson Mandela. Otros presos le enseñaron a Zuma a leer, escribir y el inglés.
Tras cumplir su condena en prisión, Zuma ayudó a continuar armando las estructuras clandestinas del CNA y rápidamente se integró en la cúpula del grupo en el exilio. Después del levantamiento de la prohibición del CNA, Zuma retornó a su país en 1990, donde rápidamente hizo carrera en el partido y en el Estado.
Después de la primeras elecciones democráticas en 1994, fue ministro de Mandela y cinco años después se convirtió en vicepresidente de Thabo Mbeki, hasta que en 2005 fue despedido por cargos de corrupción.
En aquella época tuvo que comparecer ante la Justicia por una presunta violación de una mujer con VIH. Causó estupor con su declaración apuntando que, tras tener relaciones sexuales sin protección, tomó una ducha caliente para protegerse de un contagio. Zuma fue absuelto y preparó su retorno.
En 2007 se impuso en una reñida votación por la presidencia del CNA contra Mbeki y ganó de manera convincente la elección presidencial de 2009. Sin embargo, como presidente fue cada vez más y más impopular.
Amplió la lucha contra la epidemia del sida, pero en general hizo poco para enfrentar los mayores desafíos de su país: la brecha entre pobres y ricos, el desastroso sistema edutivo y la elevada tasa de desempleo.
Su impopularidad alcanzó su punto más bajo cuando se publicó que su residencia familiar en la sureña localidad de Nkandla había sido ampliada con fondos estatales por 250 millones de rand (por entonces unos 17 millones de euros o unos 21 millones de dólares) con la excusa de mejoras de seguridad. Esta suma equivale al precio de unas 100 casas unifamiliares en la ciudad de Johanesburgo, en un país donde la mayoría de sus habitantes aún están inmersos en la pobreza.
El segundo mandato de Zuma, que se inició en 2014, se vio ensombrecido por acusaciones de que favoreció a una familia de empresarios amigos y les permitió una influencia ilícita en política, incluyendo el nombramiento de ministros y jefes de empresas estatales.
"¡Zuma debe irse!", fue la consigna ampliamente difundida en las manifestaciones. Pero pese a las acusaciones de la autoridad independiente de lucha contra la corrupción y las revelaciones de los medios, contra el presidente no se han presentado cargos.
Sin embargo, su reputación se vio tan dañada que no logró imponer en diciembre pasado a su candidata, su ex mujer Nkosazana Dlamini-Zuma, como presidenta del CNA. El vicepresidente Cyril Ramphosa logró vencer de manera ajustada y ahora podría convertirse en su sucesor en caso de que finalmente dimita.
Los escándalos de corrupción que salpican a Jacob Zuma
Es probable que el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, renuncie próximamente, antes de que acabe su mandato el próximo año, después de que el partido Congreso Nacional Africano (CNA) le haya instado a dimitir.
Se señala a Zuma en numerosos casos de corrupción, algunos incluso de antes de convertirse en presidente en 2009. Esos escándalos han empañado considerablemente la imagen del CNA, que en el pasado fue sinónimo de liberación liderado por Nelson Mandela.
A continuación los principales escándalos que afectan a Zuma:
ACUERDO DE ARMAS: de 2005-hasta hoy
Zuma, entonces vicepresidente, fue acusado de corrupción por un acuerdo de armas millonario de 1999 con una empresa francesa. Los cargos en su contra fueron retirados, pero su entonces asesor financiero Shabir Shaik fue condenado a 15 años de prisión.
En 2017, la Corte Suprema ordenó que se readmitieran los 783 cargos de los que se acusaba a Zuma alegando que la retirada de los mismos no se hizo de forma adecuada.
ACUSACIÓN DE VIOLACIÓN: 2005-2006
Zuma fue acusado de violar a la amiga de la familia Fezekile Ntsukela Kuzwayo, más conocida como Khwezi, una mujer seropositiva. Él insistió en que las relaciones sexuales fueron consentidas y se mantuvieron sin protección. Se retiraron los cargos contra él.
El caso causó indignación en un país azotado por el sida después de la declaración de Zuma, en la que el mandatario aseguró que sólo se "duchó" para evitar cualquier contagio. A su vez, los seguidores del presidente pidieron a las puertas de los tribunales "quemar a la zorra", en referencia a la mujer que lo denunció.
LAS REFORMA DE SU MANSIÓN: 2011-2016
Un defensor del pueblo anticorrupción llegó a la conclusión de que Zuma empleó millones de dólares de los contribuyentes para pagar reformas que mejoraron considerablemente su mansión de campo en Nkandla.
La defensa de Zuma explicó que la piscina en realidad era para luchar contra los incendios, argumento que fue recibido con considerable escepticismo en Sudáfrica. "Devuelva el dinero", le exigió la oposición en el Parlamento.
La Justicia ordenó que Zuma pagara un porcentaje de los cerca de 20 millones de dólares que gastó, según los medios, en las reformas.
LA FAMILIA GUPTA: del 2015 a la actualidad
"Guptagate" es tal vez el mayor escándalo que afecta al presidente. Se trata a una compleja red de presunta corrupción e influencias que afectan a tres hermanos empresarios, los Gupta, que mantienen una estrecha relación con Zuma y su familia.
Un informe publicado en 2016 por el ex defensor del pueblo en materia de corrupción Thuli Madonsela pidió una investigación judicial sobre los despidos y nombramientos de ministros en los que presuntamente influyeron los Gupta.
También se ha señalado que empresas próximas a los Gupta consiguieron sustanciosos acuerdos gubernamentales sin pasar por los canales adecuados de concesión de contratos públicos.